La terapia consiste en una cámara donde la presión atmosférica se eleva y produce una hiperoxigenación. Así se produce una revitalización celular inédita en el cuerpo humano.

Lentamente, la medicina hiperbárica ha ido avanzando y hoy es una alternativa muy difundida. El tratamiento con oxígeno hiperbárico es un tipo de terapia no invasora en la que el paciente respira 100 por ciento de oxígeno sistémico mientras permanece en una cámara presurizada a una presión dos o tres veces superior a la atmosférica ambiental. Se ha comprobado que el tratamiento es efectivo para la reconstrucción y revitalización de tejidos, enfermedades vasculares graves, infecciones, lesiones neurológicas y gastrointestinales, diabetes y casos quirúrgicos, y se aplica sólo como asociado a la ingesta de medicamentos.

Normalmente, la atmósfera ejerce una presión de 1.033 kilogramos por centímetro cuadrado a nivel del mar (760 mm de mercurio) y ese aire está compuesto por un 21 por ciento de oxígeno y un 79 por ciento de nitrógeno. Durante la terapia hiperbárica, la presión se eleva de dos a tres veces más que la presión atmosférica y el oxígeno es puro.

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La clave del tratamiento radica en la factibilidad que presenta el plasma sanguíneo -donde viven los glóbulos rojos- de permitir la dilución del oxígeno, incrementando de diez a quince veces la concentración de este elemento. Esto genera un aumento cuatro veces mayor de difusión de oxígeno desde los capilares funcionales a las células, independientemente de que el nivel de oxígeno llevado por la hemoglobina de los glóbulos rojos permanezca igual. De esta manera, las células lejanas a los capilares que sufren hipoxia (bajo aporte de oxígeno) se revitalizan con el oxígeno hiperbárico y pueden volver a cumplir sus funciones. Además, dinamiza el sistema porque cuando reciben el tratamiento, las células se multiplican, necesitan más oxígeno y para esto forman nuevos vasos sanguíneos, lo que se denomina neovascularización.

Las infecciones son otros padecimientos que se pueden tratar con la terapia hiperbárica, ya que el oxígeno produce la inhibición de las toxinas y elimina las bacterias anaeróbicas. Por todo esto, tiene un efecto increíble asociado a antibióticos. Además, favorece la fagocitosis y la lisis oxidativa de los leucocitos.

La disminución de edemas es uno de los fuertes de este tratamiento, por lo cual se lo utiliza mucho luego de las cirugías plásticas, ya que ayuda a reducir el edema intersticial en tejidos injertados y los mantiene oxigenados. Un efecto similar se produce en heridas por quemaduras, ya que reduce significativamente la cantidad de líquidos requeridos para estos pacientes.

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La terapia con oxígeno hiperbárico aumenta los niveles de los antioxidantes naturales que protegen al cuerpo humano de los radicales libres que dañan las células. Es por ello que no sólo este tratamiento puede ser utilizado por personas enfermas, sino que cualquier individuo puede revitalizar todos sus órganos y prevenir enfermedades, ya que se mejora considerablemente el sistema inmunológico y tonifica la piel.

El tipo de efectividad depende también de la cantidad de sesiones que se realicen y de la presión que se utilice en cada una, además, por supuesto, del grado de avance de la enfermedad.