No por eso deja de preocuparnos el retraso que pareció evidenciarse con esta oportunidad en el fútbol del Guayas. Los síntomas son evidentes: sus dos principales equipos fracasaron en el Campeonato Nacional y, por primera vez en un cuarto de siglo, tampoco participarán de la Copa Libertadores, lo que les acarreará una pérdida de varios centenares de miles de dólares a los equipos de la provincia.

¿A qué se debe este fenómeno preocupante? La pregunta debería ser motivo de una profunda reflexión, porque es evidente que en Guayas no falta fervor del público, ni recursos económicos, ni deportistas, ni escuelas deportivas. Quizás haya que dirigir la mirada entonces a las relaciones cada vez más conflictivas entre dirigentes deportivos, algunos de los cuales ponen por delante su visión personal (o su interés personal incluso), relegando a un segundo plano el afán de promover el deporte.

Un antiguo proverbio asegura que una crisis es, también, una oportunidad: ojalá que se aplique en esta ocasión al fútbol de la provincia.