Novenas y cánticos se imponen para celebrar la llegada de Jesús. Familias empezaron ayer los preparativos.

La sala de la familia León Toledo, un área de dos metros por siete, decorada con guirnaldas, un árbol de Navidad y un pesebre  con ángeles, quedó lista para la celebración de hoy. Los muebles fueron reubicados y el piso barrido para que Colombia Toledo, la jefa de la casa, reciba a nueve de sus once hijos (dos están en EE.UU.), a sus 40 nietos y 35 bisnietos.

En el primer piso de su vivienda mixta,  en García Moreno y Letamendi, la mujer de 84 años ha logrado reunir desde hace más de cinco décadas a los suyos en torno a las tradiciones navideñas.

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En el mismo sitio, dice su nuera Jenny Burgos de León, se han reunido desde el primer domingo de adviento (28 de noviembre) y lo harán hasta hoy para terminar la novena al Niño Jesús. El acto marca el inicio de la Nochebuena para ellos. A las 20h00, los niños, con panderetas, flautas y tambores; y los adultos, con rezos y cánticos empiezan la celebración de la Navidad.

Luego vienen las peticiones de cada uno, la cena y, finalmente, a las 00h05, los abrazos de fraternidad para desearse una Feliz Navidad.

La tradición antes era llevada a cada casa, cuenta Burgos, pero desde hace dos años, en que una parálisis le impide caminar a doña Colombia, todos se concentran en su casa.

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Las costumbres también se mantienen en el hogar de Gilma de Rivas, en la octava etapa de la Alborada. Allí, sus cinco hermanos, con sus hijos y   cón yuges, se reúnen todos los 24, desde las 21h00, alrededor del pesebre para colocar al niño en su cuna y cantarle. Antes, lo sortean entre sus hermanos para que el Niño bendiga la casa de alguno de ellos durante un año. El afortunado también deberá encargarse de comprar el pavo para la próxima cena.

En el sur de la ciudad, en cambio, en O’Connor y San Salvador, los hábitos cambiaron durante los últimos tres años para la familia Rojas Jaramillo. La reunión navideña transcurre ahora entre conversaciones que evocan viejos tiempos y la espera de una llamada telefónica del exterior.

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La nostalgia invade a Norma de Rojas, de 63 años, cuando lo cuenta. Dos de sus tres hijas están en los Estados Unidos y su nieta mayor en España. Por eso la Navidad tiene dos connotaciones para ella: es alegría y, al mismo tiempo, tristeza.

Ayer, sus nietos, Estefanía y José Antonio Rojas, la animaron a aliñar el pavo y preparar el relleno para la reunión que tendrán hoy y en la que ellos recibirán los regalos ubicados bajo el árbol de su abuelita.

La fecha es diferente para Carlos Ramírez España (51 años), sus 10 hijos y 21 nietos. Son evangélicos y la celebración inicia las 19h30 con una ceremonia en el templo Aposento, cercano a su vivienda, en la 29 y Oriente. De ahí se reúnen a comer y a esperar la medianoche para desearse buenos deseos en Navidad.

En la casa de Rocío Martínez, de 49 años, ubicada en La Atarazana, lo único que varía son las costumbres gastronómicas. Los 24, se reúne con su hija y hermana a preparar carne de soya y ensaladas para la cena. Todas son vegetarianas y, en lugar de pavo, optan por el relleno con pan integral, y el consomé de cebollas, pimiento, jengibre y alverjas.

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Es que, aunque las costumbres varían en los diferentes sectores de la ciudad y entre las familias porteñas, la Nochebuena aún continúa siendo un símbolo de unión.

Actividades
Novenas

La novena al Divino Niño Jesús concluye hoy en los hogares y  parroquias de la ciudad, durante las eucaristías de 07h00, 08h00 y de 17h00, 18h00 y 19h00 que se ofrecerán en las iglesias.

Adviento
Las celebraciones por Navidad se iniciaron con la jornada de Adviento, que es la preparación para recordar el nacimiento de Jesucristo. Esta festividad se celebró durante cuatro domingos entre las familias y grupos de oración guayaquileños el 28 de noviembre, y el 5, 12 y 19 de diciembre.

Luego vinieron las novenas, que concluyen con la Nochebuena.