“Buenas fiestas”, deseó el presidente Bush a la prensa usando una frase que parece inocente pero que es objeto de una agria polémica entre los defensores del carácter cristiano de la Navidad y quienes  prefieren una celebración abierta a la multiconfesionalidad de Estados Unidos.

“¿Hay que salvar las navidades? Bueno, pues francamente sí”, respondía en una carta Andrea Economos, una lectora católica del The New York Times al quejarse que en la escuela de su hijo puede compartir sus tradiciones festivas, “pero no decir que los cristianos creen que Jesús es el Hijo de Dios y que es un milagro”.

Los “tradicionalistas”, liderados por grupos evangelistas,  denuncian una campaña para eliminar la palabra “Navidad”, cuya traducción al  inglés, “Christmas”, contiene el nombre de Cristo (Christ) y sustituirla por “fiestas”  (holidays).

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Los que abogan por este término más laico recuerdan que el 18% de la población de EE.UU. no es cristiana y que la “temporada de fiestas”, que va del Día de Acción de Gracias, a finales de  noviembre, hasta el fin de año, incluye otras celebraciones, como el Januca judío, el Kwanzaa afroamericano y el Ramadán islámico.

En consonancia con esta posición, los grandes almacenes desean “Felices  fiestas”, e instalan e iluminan “árboles de la comunidad” y varias escuelas suprimieron los villancicos de sus conciertos de diciembre.

“Felices fiestas es el saludo que cae bien a todos en toda celebración”, dijo la portavoz de Wal-Mart, Sharon Weber.

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“Se ha lanzado una guerra cubierta y falaz contra la Navidad para eliminar cualquier mención en el foro público”, denunció el “Comité para  salvar las Felices Navidades”, con sede en California, desde  su página internet (www.savemerrychristmas.org).

El debate se extiende a la política, según un sondeo de la  cadena de televisión CNN que afirma que la mayoría de los republicanos (71%)  prefiere la expresión “Feliz Navidad” y la mayoría de los demócratas opta por  “Felices fiestas”.

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El comentarista y escritor John Boykin, un cristiano, sugirió dedicar la Pascua de Resurrección como fiesta cristiana y dejar la Navidad como fiesta laica de regalos, afirmando que “Cristo no nació para ser el patrono de las ganancias del cuarto trimestre”.