La misa de gallo será transmitida a todo el mundo desde la gruta donde nació Jesús, en Belén.

El tradicional clima navideño está regresando a la ciudad donde nació Jesucristo.
Belén fue azotada por una ola de violencia hace cuatro años cuando comenzó la revuelta palestina en los territorios ocupados por Israel y se combatía en las calles de la ciudad.

Tras la imposición de un toque de queda, los ciudadanos se arriesgaban a salir entre tanques y tropas para acudir a los servicios en las iglesias o para abastecerse en las pocas tiendas abiertas.

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La Navidad del 2004 es una historia distinta.

El espíritu y la actividad de la Navidad están en un nivel que no se veía desde 1999, el último año de relativa paz.

Política aparte, la ciudad embelleció la Plaza del Pesebre con un árbol de Navidad grande y adornos festivos y el mercado navideño abrió el martes al finalizar el periodo de 40 días de luto oficial por la muerte del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat.

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Un día antes de la tradicional misa de gallo, las flores ya adornan el altar de la iglesia de Santa Catalina y monjes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa colocan alfombras y sillas para gobernantes y diplomáticos.

En la iglesia de Santa Catalina se habilitará una silla en memoria de Arafat, quien en los últimos tres años de su vida no pudo asistir a la misa porque Israel lo tuvo confinado en la ciudad de Ramala.

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Las ceremonias por la Navidad comienzan hoy antes del mediodía, cuando el patriarca Latino, Michel Sabah, y su comitiva de frailes y monaguillos, realizan el trayecto entre Jerusalén y Belén, separadas por 6 kilómetros. Según una vieja tradición, en el tramo israelí estará escoltado por la Policía hebrea y en el palestino por boy-scouts y la Policía de la ANP.

Natural de Nazaret y arzobispo de la diócesis de Tierra Santa, Sabah estará acompañado en el oficio por más de 100 sacerdotes.