El secretario de Defensa de EE.UU., Donald Rumsfeld, se presentó hoy en la base militar de Marez, en Mosul, atacada el pasado martes por un suicida que dejó 22 muertos, para elevar la moral de la tropa y decirles que la victoria "es posible".
 
Llegado en la madrugada misma del día de Nochebuena, Rumsfeld se dirigió de inmediato al hospital militar donde convalecen los heridos menos graves del atentado -los más graves de los 66 heridos han sido evacuados a Alemania-, el más sangriento sufrido por las tropas estadounidenses desde la invasión de Iraq.
 
De los 22 muertos en la base militar compartida de Marez, 14 eran soldados estadounidenses; otros cuatro, contratistas, también norteamericanos, y el resto, soldados iraquíes.
 
El jefe de las tropas estadounidenses en Mosul, general Carter Ham, aseguró ayer que el atentado ha sido cometido por un suicida vestido con uniforme de la Guardia Nacional iraquí.
 
"Un individuo en uniforme militar iraquí, posiblemente con un artefacto explosivo ceñido al cuerpo, estaba dentro de las instalaciones y las hizo estallar", declaró Ham a la cadena de televisión CNN.
 
En su visita sorpresa, y dirigiéndose a unos doscientos soldados de la primera brigada de las 25 división de infantería, Rumsfeld reconoció que la situación en Iraq es difícil y que "hay quienes la ven como poco alentadora", pero añadió que "no me cabe ninguna duda de que (la victoria) se puede conseguir", según sus declaraciones transmitidas por televisiones árabes.
 
En otra base militar en el mismo Mosul, Rumsfeld dijo al centenar de soldados que le escuchaban: "Os estoy profundamente agradecido a todos. Cuando miréis atrás en diez, veinte o treinta años, veréis que habéis sido parte de algo muy importante".
 
"Os respeto mucho y os deseo feliz navidad", dijo Rumsfeld, que ha estado en el punto de mira en los últimos días por su supuesto desapego hacia la labor de los soldados estadounidenses en Iraq.
 
En su anterior visita este mismo mes a las tropas que combaten en Irak, Rumsfeld tuvo que escuchar duras críticas de los soldados por la falta de blindaje y equipamiento con el que tienen que luchar, y entonces les dijo: "Vais a la guerra con el ejército que tenéis, y no con el que os gustaría tener".
 
Estas declaraciones, junto al hecho de que se descubriera que Rumsfeld ni siquiera firmó personalmente las cartas de pésame a las familias de los soldados muertos, han hecho que Rumsfeld fuera duramente criticado en su país, pero el presidente George W.Bush ha salido una y otra vez en su defensa.
 
El general Carter Ham admitió en sus declaraciones de ayer la preocupación de los mandos militares por la aparente infiltración de un insurgente en las tropas iraquíes e indicó que "es muy difícil que se tratara de la obra de un individuo solitario. Este ataque llevaba tiempo preparándose".
 
La organización radical islámica "Ansar al Suna" se ha atribuido el ataque y asegura que fue perpetrado por un varón de 24 años de la zona de Mosul que trabajaba en la base desde hacía un par de meses.
 
El atentado del martes ha demostrado que los grupos insurgentes cuentan no sólo con capacidad letal, sino también con elementos de inteligencia suficientes para poder infiltrar a sus miembros en el corazón mismo de las tropas enemigas.
 
No es descartable, según los observadores, que el suicida que perpetró el atentado hubiera suplantado la identidad (y el uniforme) de alguno de las decenas de terroristas asesinados recientemente en las cercanías de Mosul, una ciudad considerada plaza fuerte de los nostálgicos del régimen de Sadam Husein.