El diputado socialcristiano León Febres-Cordero criticó ayer la posición del presidente de la República, coronel Lucio Gutiérrez, quien ante la prensa extranjera catalogó a su gobierno “como de excesivamente tolerante frente a los medios de comunicación”.

Febres-Cordero señaló que “a Gutiérrez no le gusta que le digan las verdades, pero un presidente de la República está sujeto... su cancha es la Constitución, no puede salirse ni un milímetro, si se sale, como lo ha hecho, es dictador”.

También expresó que constitucionalmente le toca a la Izquierda Democrática designar presidente del Congreso, pero no descartó la posibilidad de que nombren a (Luis) Almeida, lo que dijo, sería el acabose para el país.

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El diputado catalogó de vergonzoso la repartición de juguetes en el Palacio de Carondelet.

“Fue igualito cuando doña Elsa (Bucaram) le tiraba juguetes desde el balcón (de la Alcaldía de Guayaquil) a los niños y mujeres y murieron un par. Se trató de un festín burdo, bárbaro y es una muestra más de que Bucaram (Abdalá) gobierna”, dijo.

Mientras tanto, el Gobierno prefiere mantener en reserva los nombres de las empresas que donaron los juguetes que fueron entregados el domingo pasado por el presidente Gutiérrez a niños pobres de Quito, en Carondelet.

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Ningún funcionario gubernamental explicó ayer el origen de los obsequios y lo único que se señaló es que las empresas donantes pidieron la reserva de su identidad para evitar “malentendidos”.

El capellán de la Presidencia de la República, padre Ricardo Chamorro, quien organizó el festejo infantil, explicó que inicialmente el acto estuvo programado para 500 niños, pero que la expectativa generada por la entrega de obsequios originó una mayor afluencia de personas.

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De ahí que los regalos no alcanzaron para todos los niños presentes e incluso que se presentaran algunos inconvenientes por la acumulación de personas. “Muchos niños se metieron ahí; más bien eran los papacitos los que empujaron a los niños; se trató de ponerlos en orden pero no se pudo”, dijo Chamorro, para quien la intención de homenajear a los niños pobres es más importante que conocer los nombres de las empresas”.