La derrota 1-0 ante Liga de Quito en el estadio Casa Blanca fue solo la ratificación de un nuevo fracaso de Barcelona en el campeonato nacional, en el que por séptimo año consecutivo no logró el título, y peor clasificar a la Copa Libertadores del 2005.

La irregular campaña de los amarillos estuvo matizada por los constantes cambios de cuerpo técnico, actos de indisciplina y la equivocación dirigencial en la contratación de futbolistas extranjeros que no marcaron la diferencia.

La lápida de un fracaso anunciado fue colocada en la primera fecha de la liguilla del torneo nacional, cuando el conjunto torero perdió en su estadio 2-0 ante los albos. Los canarios no ganaron un solo partido de visitante, perdieron dos como locales, además los dos puntos de bonificación con los que accedieron al hexagonal no le sirvieron ni siquiera para disputar el repechaje de la Libertadores.