“El ex mandatario y líder del PRE, Abdalá Bucaram, denunció, vía telefónica desde Panamá, una supuesta compra de conciencias de parte del bloque Social Cristiano, con el objetivo de romper la mayoría legislativa”.  El noticiario de Telerama (el mismo canal que, la semana pasada, concedió una hora de micrófono a Bucaram) fue el único que transmitió esta noticia en su edición del mediodía de ayer.

¿Coincidencia? Como de costumbre, la muletilla “vía telefónica desde Panamá” sirvió como explicación suficiente para justificar la cobertura. Independientemente del condumio de las declaraciones, que suele ser escaso, cualquier cosa que el mencionado personaje diga “vía telefónica desde Panamá”, parece ser relevante por sí mismo para cierto periodismo de nuestra televisión.

Básicamente, las declaraciones de Bucaram fueron un juego de palabras. Dijo que “Febres-Cordero ha lanzado un nuevo plan, que es el plan B”, o sea, el “Plan billete”, con el cual pretende comprar a los diputados de la mayoría gobiernista a razón de 500 mil dólares por cabeza. Para el efecto, detalló, el líder socialcristiano “ha recaudado ya cerca de 18 millones de dólares”. Pero nada de eso importa porque “el plan del loco que ama, que es el plan A, el plan del amor, el plan de la amistad”, sigue “en pie de lucha”. Plan A vs. Plan B. Qué bonito.

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Si Bucaram no precisa de pruebas para decir lo que le plazca, Telerama tampoco las necesita para transmitirlo. En el fondo, se trata de convertir rumores en noticias, operación reprochable pero provechosa. Por eso, cada vez que en la televisión suenen las palabras “vía telefónica desde Panamá”, hay una pregunta que queda sin respuesta: ¿quién llamó a quién? En otras palabras: ¿estamos ante un ex presidente prófugo que solo necesita marcar un número de teléfono para difundir rumores, o ante un canal que llama para conseguirlos?