Nos acercamos al fin de las negociaciones de un TLC con EE.UU. ¿Qué oportunidades para incrementar sus actividades va a brindar a los industriales y agricultores ecuatorianos?

En primer lugar, recordemos que años atrás, los EE.UU. concedió a los países andinos preferencias unilaterales temporales (hoy llamadas Atpdea) para el ingreso al mercado americano, libre de aranceles, de una gama muy grande de productos. El Ecuador solo ha aprovechado muy modestamente esas preferencias: flores, atún empacado al vacío, brócoli y otras legumbres.

Un TLC pasa por la consolidación de estas ventajas, que ya no expirarían a fines del 2006. El TLC permitirá que los productores ecuatorianos hagan inversiones para aprovechar las preferencias arancelarias que serán permanentes.

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En segundo lugar, vendría la apertura del mercado americano para otros productos. Entre estos, probablemente un contingente (una cuota) de atún enlatado.
A la fecha, se desconoce qué otros productos para los que hoy está cerrado el mercado americano, se abrirán.

En tercer lugar, el TLC significa un estrechamiento de los vínculos entre el Ecuador y los EE.UU. que debe tornar al país más atractivo para la inversión de empresas americanas, así como de aquella de terceros países, sobre todo asiáticos, que quisieran aprovechar que los productos ecuatorianos entrarán a EE.UU. sin pago de aranceles.

Muchos industriales ven la apertura con aprehensión, ya que consideran que podrá haber un mayor ingreso de productos americanos competitivos en el mercado nacional, mientras ven enormemente difícil que ellos puedan colocar sus productos en el mercado de los EE.UU.

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Cierto es, a diferencia de “commodities” como el banano o el camarón, será muy difícil que un producto de marca ecuatoriana, por más bueno y barato que sea, se venda a los EE.UU.: los consumidores gustan de las marcas que conocen, y se requiere de un enorme esfuerzo de publicidad para que prueben algo nuevo.

Pero lo crucial en la globalización es que las marcas mundialmente conocidas son propiedad de multinacionales; estas invierten en investigación y desarrollo de nuevos productos, publicidad y desarrollo de mercado, mas no en producción. Los productos General Motors, Nestlé, Ralph Lauren o Sony que se venden en todo el mundo, se fabrican en plantas que no están por lo general ni en los EE.UU., ni en la Unión Europea ni en el Japón.

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El industrial ecuatoriano para tener éxito con el TLC deberá firmar contratos de producción para una marca multinacional. Eso es lo que hacen, por ejemplo, muchos atuneros. Y si bien bajo ese mecanismo los márgenes suelen ser muy reducidos, por otra no hay riesgo alguno de la colocación de la producción, y hay transferencia de tecnología.

A fin de cuentas, el TLC lo que significa es la oportunidad de vender al mercado más grande y libre del mundo. Queda en nuestras manos dotarnos de la infraestructura, y darnos la organización económica interna, mediante leyes, reglamentos y políticas, que nos tornen competitivos para una serie de actividades industriales y agrícolas. De ser así, nuestra economía podrá expandirse de una manera que no es posible únicamente en base al mercado nacional o andino.

Nuestros gobernantes servirían mucho mejor al país si dedicaran su tiempo y esfuerzo a consensuar cuál debe ser tal reorganización, en lugar de enfrascarse en luchas de poder.