Un estudio canadiense sobre la respuesta hospitalaria a la crisis del síndrome respiratorio agudo y grave (SRAG) señala que en crisis similares lo más importante "es la imparcialidad" a la hora de tomar decisiones.
 
La investigación fue publicado este domingo en la revista inglesa "Biomed Central".
 
Durante la crisis del SRAG en Toronto en 2003, 44 personas murieron por la infección, en su inmensa mayoría tras entrar en contacto con el virus en hospitales donde habían sido ingresados los primeros infectados.
 
Miles de personas -muchos de ellos trabajadores sanitarios- fueron obligadas a permanecer en cuarentena en sus domicilios por temor a que pudiesen diseminar el virus y las operaciones de los hospitales de la ciudad resultaron paralizadas durante semanas.
 
Por ejemplo, las operaciones quirúrgicas fueron canceladas durante días, se impidió el acceso a los hospitales a los familiares de pacientes, incluso los que se encontraban en estado terminal, y en muchos casos enfermos no afectados por el SRAG murieron sin que sus allegados pudieran verlos.
 
El personal sanitario también resultó afectado, con casos de depresión entre cirujanos que fueron incapaces de atender a sus pacientes y salvarles la vida.
 
"La crisis del SRAG provocó problemas y situaciones a las que muchos responsables hospitalarios y personal sanitario nunca se habían tenido que enfrentar antes", señaló a EFE el doctor Doug Martin, integrante del Centro Conjunto de Bioética de la Universidad de Toronto y uno de los autores del estudio.
 
Las dos cuestiones más importantes que la crisis del SRAG provocó en los hospitales de Toronto fueron hasta qué punto la urgencia de contener la crisis debería anular otras importantes necesidades y si la importancia de tomar decisiones rápidas elimina el requisito de que sean justas.
 
Según el estudio canadiense, basado en el análisis de centenares de documentos y entrevistas en uno de los hospitales afectados, en crisis como la del síndrome respiratorio "donde cada hora las decisiones implican consecuencias de vida y muerte, la imparcialidad es más importante que su inexistencia".
 
El estudio señala que el establecimiento de prioridades en una institución se considera justo si se cumplen cuatro condiciones: relevancia (las razones deben ser acordadas como relevantes), apelación (tiene que existir un sistema para revisar decisiones), publicidad (el proceso de prioridades debe ser público) y cumplimiento (hacer cumplir las tres primeras condiciones).