La primera página de la sección El Gran Guayaquil del diario EL UNIVERSO, ayer, nos ofrecía la noticia de que la escuela Nº 193 de Flor de Bastión ha inaugurado un laboratorio de computación, que por el momento tiene solo dos ordenadores que los 308 estudiantes usan por turnos bien organizados.

Su director, Eduardo Yanzapanta, sabe que necesitan más computadoras y espera conseguirlas. Las que tienen fueron adquiridas usando para ello los tres dólares mensuales que aporta cada estudiante. Los padres de familia pintaron el salón y arreglaron unas viejas sillas, a las que añadieron unas plásticas nuevas y, lo más importante, reforzaron las puertas para proteger de los ladrones su reciente adquisición.

Dos computadoras para 308 niños no son suficientes, ciertamente, pero son el resultado de una gestión bien orientada y del trabajo conjunto entre la dirección de la escuela y los maestros.

Si comento el hecho es porque creo que demuestra que cuando se quiere trabajar por la escuela y el bienestar y preparación de sus alumnos, no hay límites; ni siquiera la pobreza y la desatención gubernamental.

Es verdad que le toca al Ministerio de Educación pelear para que el presupuesto que le corresponde sea el adecuado. Es cierto que si las cosas fueran como deben ser, la gestión del Gobierno centraría su prioridad en educación y salud. Es indiscutible que los ciudadanos tenemos la obligación de exigir que así sea.

Pero mientras tanto, mientras  los políticos mezclan su acción con los intereses de los distintos grupos que se disputan el poder y mientras se empeñan en destruir el país y retrasar la historia, corresponde a la ciudadanía buscar las soluciones, tomar la iniciativa, no cruzarse de brazos y trabajar desde donde podamos por una educación mejor para nuestros niños y jóvenes, pues solo ciudadanos bien educados podrán sacar al país de la crisis en la cual nos encontramos y que parece perennizarse.

Ojalá todos los directores de escuela, estoy segura de que hay muchos pero no suficientes, fueran como el de la escuela Nº 193, ojalá todos supieran trabajar honestamente con los padres de familia para lograr objetivos comunes, ojalá lo hicieran aun con los sueldos injustos que tienen y a pesar de todas las adversidades. Entonces el país empezaría a ser cualitativamente distinto.