El presidente de EE.UU., George W. Bush, promulgó ayer la mayor reforma de los servicios de espionaje desde 1947, con el fin de prevenir nuevos ataques terroristas.

La comisión que investigó hace cinco meses los atentados del 11 de septiembre del 2001, que dejaron unos 3 mil muertos, determinó que la descoordinación entre la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), contribuyó a que no se previnieran los ataques.

La reforma incluye la creación del cargo de Director Nacional de Inteligencia (DNI), que coordinará los diferentes organismos de inteligencia y responderá directamente al presidente.

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Además crea un Centro Nacional de Antiterrorismo y pide que el departamento de Seguridad Interior elabore una estrategia nacional de seguridad en los transportes aéreos, terrestres y marítimos y fortalezca la vigilancia en las fronteras.