Ya se ha dicho todo sobre el criminal atentado del Gobierno y sus aliados contra la Constitución… ¡Pero hay que seguir diciéndolo!

1) Los políticos tienen demasiado poder porque el Estado maneja demasiados recursos. ¿Qué se puede esperar cuando por sus manos pasan las apetitosas carnadas del IESS, Petroecuador, las empresas eléctricas y telefónicas, además de un cuantioso Presupuesto General que crece sin freno? ¡Más de 10.000 millones de dólares! Además del poder simbólico que les hemos otorgado: el de las pleitesías, el del trato excesivo y meloso: “Padres de la Patria”. Ni lo fueron, ni lo son, ni deben serlo. Los políticos electos son solo representantes nuestros, son nuestros empleados y responden a nuestros deseos. No hay que elevarles a las alturas.

2) Hay demasiada confianza en que nuevas leyes resuelven los problemas. Lo que debe haber es más espacio para que las personas puedan resolver sus problemas sin acudir ni al mundo político ni al mundo de la estricta formalidad legal. Más bien se deben abrir espacios alternativos. Permitir, por ejemplo, que florezcan los centros de arbitraje en campos mucho más amplios que los actuales.
Para que exista competencia y los cargos sean menos apetecidos. Los ciudadanos debemos exigir que quede en nuestras manos la elección de los miembros de las grandes cortes y tribunales, pero sobre todo, reflexionar seriamente en cómo abrir espacios alternativos de mayor ciudadanía.

3) Es muy grave que se quiera, al peor estilo del Chávez venezolano, dividir a la sociedad ecuatoriana en buenos y malos, en ricos y pobres, en partidarios del Gobierno o de Febres-Cordero. Ya se ven síntomas de esa manipulación. Los primeros que deberían ser dados de baja por estas actitudes peligrosas son los miembros del Gobierno que manipulan a los indígenas. No les pagamos sus sueldos con nuestros impuestos para que dividan al país.

4) No se puede justificar lo que hoy sucede porque “los otros hicieron lo mismo”. Ciertamente debemos recordar que sí lo hicieron: las cortes, los jueces, los poderes en la sombra y el terror estaban en sus manos y no se privaron de utilizarlos (presidentes y vicepresidentes en el exilio son el más triste recuerdo). Pero el circo no se puede repetir ad-infinitum. No hay ninguna intención de reformar al país sino solo de reemplazar poderes, y liberar a algunos de sus pecadillos y pesadillas. Sin duda el titiritero en la sombra es Bucaram, su mano lúgubre está presente en cada movimiento.

5) No hay democracia en el país desde hace mucho tiempo, y cada día nos alejamos más de ella. Porque la democracia es un sistema de representación y de equilibrio de poderes. Yo no me siento representado por mis seudorrepresentantes. Ellos solo se representan a sí mismos. Solo miro pasar la camioneta de sus afilados intereses. ¿Qué podemos agregar a la indignación?
Nota.- Para los lectores y amigos que me han apoyado: aún no recibo respuesta formal de la FEF. Así que deberemos pasar a la siguiente fase del reclamo legal para hacer respetar nuestros derechos.