Los moradores realizan colecta de materiales o rifas para colocar árboles y pesebres en esta Navidad.

Un poste metálico que servía de base a una publicidad de aceites para carro marca la historia del árbol de Navidad en la barriada de Av. del Ejército y Bolivia.

Allí, en la vereda de la vivienda de la familia Coronel Moreno, sus moradores decidieron retirar el anuncio, que pertenecía a una antigua lubricadora, para soldar una base circular, varillas de cable eléctrico, una estrella de cinco puntas y levantar el símbolo de esta festividad. Fue hace dos años, cuando Bolívar Macías, uno de los vecinos, reunió a los moradores y sugirió adornar el sector para esta época del año.

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Manuel Coronel, uno de los artífices de la obra, sonríe cuando lo cuenta y agrega que desde entonces el barrio se une cada diciembre para recolectar luces, adornos y guirnaldas no solo para el árbol sino para el pesebre, ubicado a dos metros de la estructura metálica.

El nacimiento de cerámica fue donado por Macías en el 2003 y ampliado con la colaboración de los habitantes. “La gente da lo que puede, vaquitas, burritos, casitas o luces. Tenemos una vecina que nos ha traído dos juegos de Chile”. Lo único que debieron adquirir fue dos quintales de musgo y construir un techado de zinc para proteger el pesebre de las lluvias.

Los gastos han sido financiados con una rifa, que jugará el 24 de diciembre. “Mi hermano que trabaja en la bahía donó dos relojes para el sorteo”, indica Coronel.

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La calle está iluminada desde el 1 de diciembre con 2.240 focos, distribuidos entre el árbol y el pesebre.

Don Miguelito, un guardián del sector, es el encargado de custodiar las piezas desde las 00h01 hasta las 06h00, en que se apagan las luces desde una palanca situada en una ventana alta de la casa de Coronel.

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No son los únicos. Al menos una veintena de barriadas se unen en esta fecha para arreglar las cuadras con símbolos navideños o agasajar a los niños del sector.

Es el caso de los habitantes de Argentina y Abel Castillo, que han elaborado comunicados para solicitar fundas de caramelos y obsequios para la fiesta que realizarán el 24 de diciembre. “Hemos hablado con payasos y con un trencito para pasear a los niños”, indicó José Gómez, uno de los organizadores.

Él, junto a sus vecinos Ricky Vera, Rubén Morán y Javier Jácome recolectaron adornos puerta a puerta y dinero en efectivo para comprar juguetes, luces e instalar un árbol de tres metros de alto, hecho de caña, alambres y guirnaldas verdes.

Es una tradición que se mantiene desde hace diez años con el aporte comunitario, dice Gómez, porque se encargan de encenderlo, apagarlo de emergencia si hay lluvias y cuidar que no se lleven los adornos.

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De lunes a viernes un guardián de carros se encarga de su custodia. Los fines de semana los moradores se turnan, luego de una reunión entre amigos que se extiende hasta pasada la medianoche.

Un sistema de seguridad similar aplica el comité permanente de festejos de la 19 y Maldonado. Sus 20 integrantes organizaron rifas y actividades musicales para comprar juegos de iluminación, juguetes y una carpa que proteja el pesebre y el árbol de Navidad, ubicado al pie de la casa de la familia Morocho.

Se han organizado desde hace ocho años, señala Manuel Quinto, miembro de la agrupación, y eso les ha permitido pintar cada año el área donde se ubican las alegorías y construir una pequeña cascada eléctrica.

Los habitantes de Riobamba y Alejo Lascano, en cambio, recién han empezado a agruparse para decorar su sector. Desde el año pasado instalan un nacimiento pequeño, rodeado de animales de distinto tamaño y color. “Es el aporte que poco a poco hemos podido tener”, agrega Anita Benalcázar, encargada de guardar los adornos.

El panorama es igual en 4 de Noviembre y Av. del Ejército; en Tulcán y Colombia; y San Salvador y Montevideo. Los habitantes colaboran con cañas, cartones, figuras de barro y adornos que han pasado incluso décadas. Todo por rescatar una tradición que lucha por mantenerse.