Investigaciones periodísticas revelan que las torturas que sufrió la ex agente de inteligencia Leonor La Rosa bajo el gobierno de Alberto Fujimori, y por las que fue indemnizada, no habrían ocurrido y que ella mintió involucrando a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

La versión ha sido puesta en duda por dos libros de periodistas, Muerte en el Pentagonito de Ricardo Uceda, y El libro de las  sospechas de José María Salcedo, de próxima aparición.

La Rosa, quien vive en Suecia, se expuso en 1997  públicamente con un proceso cuadrapléjico, supuestamente provocado por las torturas y violación, de las que culpó a cuatro oficiales del ejército.

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En el proceso judicial, que alcanzó a la CIDH, esta dio la razón a La Rosa y dispuso su resarcimiento. En 2001 el presidente Alejandro Toledo le entregó 120.000 dólares.