El grupo argentino, que lideraba Charly García y se mantuvo unido entre 1978 y 1982, era capaz de mezclar el jazz, rock, blues y hasta ritmos brasileños.

Durante una entrevista para el canal People and Arts, Pedro Aznar recordaba cómo el público lanzaba objetos contundentes contra él y el resto de integrantes de Serú Girán durante su estreno masivo en el Luna Park, el 28 de julio de 1978.

En aquella ocasión el grupo que además de Aznar, lo integraron el controversial Charly García, David Lebón y Óscar Moro, había satirizado la música disco, tan de moda en la década del setenta. Y en el escenario durante el estreno, la banda estuvo respaldada por una orquesta de 24 músicos, que incluía una variedad de instrumentos de cuerdas y viento, quienes le daban un sonido muy progresivo para la época en Latinoamérica, pese a que la Máquina de Hacer Pájaros (otra de las invenciones de Charly, quien también integró Sui Géneris y Porsuigieco) mantenía una línea compleja, parecida a los inicios de Serú.

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Era 1978, habían pasado tres años de la disolución de Sui Géneris en el mismo Luna Park. Aún estaba fresco en la memoria de sus seguidores, quienes le exigieron a Charly que tocara algunos de sus temas (como el Blues del levante) con los que se despidió del dueto (que completó Nito Mestre), en lugar de la nueva propuesta musical que él presentaba con Serú.

Y fue la complejidad la que caracterizó al cuarteto argentino, que después de aquel debut, empezó a labrar su historia como una de las bandas más importantes en la historia del rock argentino. Como agrupación duraron entre 1978 y 1982, aunque en 1992 hubo una reunión fugaz en la que aprovecharon para grabar el disco Serú 92, que fue el más simple de los cinco que editaron en estudio (con relación a los anteriores). Fue un álbum comercial.

Aunque la historia de Serú se desarrolló siempre en Argentina, el país de donde son oriundos sus integrantes, fue en Brasil donde se gestó en noviembre de 1977 cuando Charly viajó a ese país junto a Lebón, su amigo desde la época de Sui Géneris.

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En enero del año siguiente volvieron a Buenos Aires y vieron una actuación de Aznar, quien impresionó por su habilidad para los solos con el bajo.

Charly lo invitó a Brasil, donde también fueron Lebón, el guitarrista, y Moro, el baterista que también había acompañado a Charly, el teclista, en La Máquina de Hacer Pájaros.

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En aquel 1978 apareció el disco debut homónimo y le siguieron La grasa de las capitales (1979), Bicicleta (1980), Peperina (1981),  No llores por mí Argentina (en vivo, 1982) y Serú 92 (en el reencuentro de 1992).

Y como era uno de los proyectos de Charly, muchas de sus letras, obviamente, fueron controversiales como Canción de Alicia en el país, que era una crítica a los gobiernos de su país en la década del ochenta.

De aquella ocasión en que el público los abucheó por no haber entendido la propuesta progresiva de Serú (capaces de mezclar jazz, rock y música brasileña), pasaron a ser ídolos, lo que se reflejaba en las encuestas que convocaba la revista argentina Pelo, especializada en espectáculos.

Así Serú ganó, mientras existió, los premios en las categorías mejor bajista, baterista, compositor y grupo entre 1978 y 1981; mejor álbum Serú Girán, de 1978; mejores canciones Seminare (de ese año) y Peperina (1981). A propósito de esta última canción, fue escrita por Charly como sátira contra una periodista que escribía notas de espectáculos en Córdoba contra Serú y que pese a eso los sitios donde la banda actuaba se llenaban.

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Aunque Lebón era quien aportaba con el sentimiento en sus solos de guitarra y voz aguda, era Charly quien acaparaba la atención cuando también cantaba o cuando simplemente se limitaba a los teclados. Era lógico porque era Charly, quien ya tenía una historia, a ratos más por su personalidad corrosiva que por su música.

Peperina, pegaba mucho en las radios con la voz de Lebón en 1981, parecía que el éxito no tendría fin, pero fue el año en que Aznar conoció al guitarrista Pat Metheny con quien al poco tiempo se unió para tocar. Fue el principio del fin para Serú, que lo disimularon con el directo No llores por mí Argentina, en 1982. Charly empezó su carrera de solista, que interrumpió para el breve reencuentro del 92, del que todavía se espera una secuela. “Solo depende de Charly”, como dijeron Lebón y Moro, el 18 de febrero pasado a un diario de Mendoza.

Tres de sus canciones

Peperina (1981)

Quiero contarles una buena historia
la de una chica que vivió la euforia
de ser parte del rock
tomando té de peperina.
Típicamente mente pueblerina
no tenía huevos para la oficina
subterráneo lugar de rutinaria ideología.
Romántica entonaba los poemas más brillantes
susurrando al oído de mil representantes:
te amo, te odio, dame más.
Mirando al campo se olvidó del hombre
mirando al rico se vistió de pobre
para poder saber lo que chusmeaban las vecinas.
En su cabeza lleva una bandera
ella no quiere ser como cualquiera
ella adora mostrar la paja de la cara ajena
Y dentro de su cuento ella era cenicienta,
su príncipe era un hippie de los años sesenta
te amo, te odio, dame más.
Trabaja en los recitales,
vive escribiendo postales,
duerme con los visitantes
y juega con los locales
su cuerpo tiene pegada grasa de las capitales.
Te amo, te odio, dame más
Te amo, te odio, dame más.
Te amo, te odio, dame más.

Canción de Alicia en el país (1980)

Quién sabe Alicia este país
no estuvo hecho porque sí.
Te vas a ir, vas a salir
pero te quedas,
¿dónde más vas a ir?

Y es que aquí, sabes
el trabalenguas trabalenguas
el asesino te asesina
y es mucho para ti.
Se acabó ese juego que te hacía feliz.

No cuentes lo que viste en los jardines, el sueño acabó.
Ya no hay morsas ni tortugas
Un río de cabezas aplastadas por el mismo pie
juegan cricket bajo la luna
Estamos en la tierra de nadie, pero es mía
Los inocentes son los culpables, dice su señoría,
el Rey de espadas.

No cuentes lo que hay detrás de aquel espejo,
no tendrás poder
ni abogados, ni testigos.
Enciende los candiles que los brujos
piensan en volver
a nublarnos el camino.
Estamos en la tierra de todos, en la vida.
Sobre el pasado y sobre el futuro,
ruinas sobre ruinas,
querida Alicia.

Se acabó ese juego que te hacía feliz.

Seminare (1978)

Quiero ver, quiero entrar
nena nadie te va a hacer mal,
excepto amarte.

Vas aquí, vas allá
pero nunca te encontrarás
al escaparte.

No hay fuerza alrededor
no hay pociones para el amor
¿A dónde estás?
¿Dónde voy?

Porque estamos en la calle de la sensación
muy lejos del sol que quema de amor.

Te voy pan, quieres sal
nena nunca te voy a dar
lo que me pides.

Te doy Dios, quieres más
es que nunca comprenderás
a un pobre pibe.

Esas motos que van a mil
solo el viento te hará sentir
nada más, nada más.

Si pudieras olvidar tu mente
frente a mi, sé que tu corazón
diría que sí.
(se repite coro)