En este mes, donde debería respirarse paz y hermandad, solo vemos a nuestro alrededor un ambiente de conflictos, odio, venganzas. Este ha sido el ingrediente de todo el año.

Lamentablemente tenemos un país partido en dos. Hemos escuchado decir que la unidad hace la fuerza, trae prosperidad y la verdad es que en la armonía de nuestros pensamientos está la medicina para los muchos males que nos aquejan.

¿Por qué no hacen todos un alto y no se recobra el verdadero sentido del espíritu navideño, buscando el bienestar de los demás de manera desinteresada? Solo así podremos unirnos y hacer cada día de este mundo un lugar digno donde vivir.

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Guillermo Avellán Ramos
Guayaquil

Estos últimos días se han vivido unos constantes “dimes y diretes”, se han dado peleas de políticos por puestos en la Corte Suprema de Justicia, cuando lo que deberían procurar es el bienestar de la nación.

Los padres de la patria no solo deben pensar en sus mezquinos intereses, sino nunca saldremos del subdesarrollo y todo seguirá igual hasta que los políticos dejen de hacer politiquería y demagogia.

John Castro Macías
Guayaquil

Vemos en el  diario trajinar cómo el país se va a la deriva por la guerra que se ha desatado entre políticos y el Gobierno.

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No podemos, los ecuatorianos, quedarnos al margen. Que arreglen ya sus diferencias en el campo de honor y se dejen de insultos y agravios, pues los ecuatorianos queremos paz y seguridad.

El Presidente se cree solucionador de todos los problemas y lo que está incitando es a la rebelión con un mal gobierno y con las mentiras de la economía estable, a los ingenuos que son los que viven de los sueños, de esos que él no tendrá en estos años que aún le quedan en el sillón de gobierno.

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Cada año pensamos que la situación mejorará, pero vamos como el cangrejo. ¡Basta ya de fantasías! Los chismes de la cocina son para los que cocinan, ¡usted, Presidente, gobierne!

Lcdo. Javier Arce Escandón
Guayaquil

Como profesional de Derecho de la nueva generación, no estoy de acuerdo con las últimas medidas tomadas por la mayoría parlamentaria en el Congreso, el 8 de diciembre, de haber destituido a todos los magistrados y jueces, violando nuestra Constitución.

Veo, leo, escucho noticias de nuestro Ecuador, con mucha preocupación. Uno se pregunta, ¿acaso el Presidente sea el primer ciudadano en permitir que no se respete nuestra ley suprema?

Ab. Joel Rubén Mateo Alomoto
Guayaquil

“Gratitud siempre al favor es un deber justo y grato, por eso el hombre ingrato es un monstruo que da horror”, esta es una de las estrofas que componen ese maravilloso y sabio poema “Alfabeto para un niño”, de José Joaquín Olmedo.

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Hoy más que nunca el pueblo del Ecuador debe sentirse uno solo, en solidaridad con este gran político a quien la diplomacia cubana lo llama con respeto El relojero de la política. No se da tales determinaciones al azar a un individuo, sino luego de comprobar que sus estrategias y correctivos han tenido buenos resultados.

Nuestro celebérrimo legislador y que va hoy camino a los altares (partamos pues de ejemplos de personas probadas), el Dr. Julio Matovelle, dijo: “El oficio de toda autoridad y por consiguiente de la política es doble: perfección de la sociedad que dirige y oponerse a las causas de destrucción que la atacan.

“Acción y resistencia son dos principios de la vida que parten de la autoridad nacional y se defiende por la escala de los diferentes poderes políticos, en proporción a la importancia jerárquica de cada uno. La acción política es más importante mientras más elevada es autoridad política de la que emana y la resistencia es más fuerte mientras más bajo es el poder”.

Esto que fue escrito en el siglo pasado resuena hoy con actualidad, pues el mandato que le ha sido dado al Presidente no ha sido para vivir la zozobra, la ilógica de gobernar sin fundamentos, sin doctrina; son tantas cosas cada día, por lo que la gente ha perdido la confianza. Hoy dice, mañana se desdice. Lo que ha hecho el coronel Gutiérrez es pactar con el caos, con quienes por experiencia política han fracasado.

Dr. Fernando Esparza Dávalos
Guayaquil

Una vez más la Constitución se halla por las patas de caballos. Esta vez “mayoría institucional”, se autodenominan las acémilas que han arrasado la escuálida institucionalidad al remover vía resolución la CSJ y reformar la Constitución al fijar mecanismos de juzgamiento para los magistrados.

La vigésima quinta disposición transitoria se la estableció en la Constitución para sincronizar los periodos de los funcionarios nombrados por el Congreso: superintendentes de Bancos, Compañías y Telecomunicaciones, Contralor y Procurador General y los tribunales Constitucional y Supremo Electoral; con los periodos presidenciales desfasados entre sí por la salida de Bucaram. Esta disposición transitoria no incluye la CSJ porque no es nombrada por el Congreso. Esta nació de doce colegios electorales y ante la ausencia de cualquier magistrado se lo sustituye por cooptación, descartando la injerencia del Ejecutivo y Legislativo.

En esta disposición transitoria el sujeto, gramaticalmente hablando, lo constituye “los funcionarios nombrados por el Congreso para un periodo de cuatro años en el 96”. Los magistrados no fueron nombrados por el Congreso, por lo que el predicado de aquella disposición que cesa a esos funcionarios en enero del 2003 no aplica a los jueces.

Pero violentan una vez más esta Constitución como se ha hecho con las otras 17 que desde 1830 hemos tenido. La institucionalidad en el país sigue ausente.

Tensionan y distensionan las manos queriendo ejercer equivocadamente de titiriteros, siendo recién aprendices de payaso. Alguien debe parar este triste, bochornoso y hasta siniestro espectáculo. ¿Quién? El dueño de este circo, el pueblo.

Ojalá la Divina Providencia ilumine al pueblo, la que a propósito es invocada en la mitad de las 18 constituciones.
Ojalá titiriteros, payasos y acémilas merezcan su perdón luego de la enmienda respectiva. ¿Cuál enmienda? La de colocar como jueces a los que reclama el país, jueces con ética, solo eso.

Rumaldo Blacio Paladines
Guayaquil

El camino al precipicio en el que transitaba la veloz e infectada carreta de la administración de justicia, se ha visto detenida abruptamente por una resolución del Congreso en la que, sin considerar la legalidad o la ilegalidad con la que han procedido legisladores, esta emerge para detener la corrupción judicial, causa directas que ha incidido para que nuestro Ecuador sea considerado uno de los países más corruptos del mundo.

La tarea del Congreso no ha sido difícil, como muchos alegan arrogándose ser los dueños de la estrategia, dado que los honorables se limitaron a escuchar el clamor de los ecuatorianos que indignados hemos tenido que soportar cómo algunos administradores de justicia cotizan sus fallos, en un “mercadillo” donde las leyes se aplican de acuerdo con los padrinazgos, la politiquería y el “don dinero”.

Estando consumado este hecho que tiene soterrado respaldo internacional, pero más que ello un silencioso apoyo de la ciudadanía que ante el dilema de aceptar un cambio y de reconocer una ilegalidad en dicho cambio, debe pesar lo bueno y lo malo en cada caso, estableciendo que: lo bueno, es que se haya tomado la decisión de combatir la corrupción judicial, pero lo malo es que se lo haya hecho con concurso de personas entre las que hay varias sin honestidad ni decencia necesarias, lo que desvirtúa el fin.

Lo bueno es que entre los nuevos ministros de Corte haya mujeres, pero lo malo es que no se conformó la Corte ni con la mitad de ellas; lo bueno es que los honorables hayan decidido separar a los ministros que entraron por la ventana teniendo juicios en su contra; lo malo es que en la nueva designación los diputados no hayan ratificado a otros ministros que entraron por cooptación y tienen méritos.

Lo bueno es que se los haya designado para un periodo temporal, hasta que se realice la reforma constitucional; lo malo sería que ello no se cumpla y que la opinión ciudadana guarde silencio; lo bueno es que se les haya eliminado el carácter de vitalicios a los ministros; lo malo es que se lo pretenda hacer como simple resolución que viola la Constitución, sin dictarse normas por las cuales respondan sobre malas acciones.

Freddy Bardellini Burbano
Guayaquil

El Congreso Nacional acaba de nombrar una nueva “mayoría legislativa”, acontecimiento que según el Ministro de Gobierno asegura estabilidad política del país.

Para los inversionistas extranjeros, empresas nacionales del sector productivo y el sistema financiero, este cambio de mando es una preocupación constante porque no se conoce aún el rumbo que tomará el país en lo posterior.

La estabilidad jurídica que manifiesta el Ministro redunda en una gran incertidumbre en las funciones del Estado, como es la Judicial, que está en la mira del Congreso, del mismo modo la Contraloría General del Estado, la Fiscalía General de la Nación, la Defensoría del Pueblo, que podrían ser reformadas como ocurrió en el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo Electoral, violando normas constitucionales.

La ciudadanía observa con escepticismo el panorama político y espera un desenlace que beneficie al país y no a un sector como ha acontecido siempre. Pero no del todo es malo, también se presenta la alternativa para que el Gobierno dé cumplimiento a las ofertas de campaña, respecto a la reducción del número de diputados en función de las regiones del país.

Vemos también la oportunidad para llamar a una consulta popular y preguntar a la ciudadanía si está de acuerdo que se reforme la Constitución, la continuidad de funciones en la Presidencia y la creación de un cuarto poder del Estado que controle a los tres.

Considerando la situación crítica que vivimos, convocamos a aplicarnos por un nuevo Ecuador contra las injusticias, la corrupción, la pobreza. Hagamos un proyecto de país donde los ecuatorianos seamos protagonistas, sin cuotas políticas ni triunfalismos, sino más bien con criterio de patria y con amor, pensando en el futuro de la juventud.

Ing. Raúl Macías Velásquez
Guayaquil 

Por el bien del país, la paz y tranquilidad ciudadana, el bienestar de nuestros hijos como futuro de la patria y por un Ecuador mejor y más desarrollado, pido muy comedidamente que bajen las tensiones de enfrentamientos verbales y físicos entre los tres poderes del Estado.

Últimamente se han visto empañados con actos bochornosos, empezando con los mal llamados padres de la patria que en vez de ponerse a legislar se ponen a pelear con armas y puñetes.

Asimismo, como está sucediendo con nuestro Presidente que en vez de cumplir con las promesas de campaña de dar trabajo a los más necesitados y evitar suicidios por falta de empleos o salidas del Ecuador de compatriotas que buscan días mejores en otros países, se ha dado a la ingrata tarea de olvidarse de los más desamparados; por lo que insisto que terminen dichos enfrentamientos.

¿Y así el Ejecutivo propone la creación de un cuarto poder?, ¡si no podemos con tres!

Eduardo Chiriboga Izquieta
Guayaquil