La primera gran sorpresa de un club pequeño, que dejó fuera de la Copa y sin el campeonato nacional, la dio el Everest de Guayaquil, en 1962. Desbarató el favoritismo de Barcelona, pero su intervención en la Libertadores de 1963 le representó dos goleadas ante Peñarol, de Uruguay (5-0 y 9-1).

En 1964, Deportivo Quito fue el primer equipo capitalino en ganar el título, quebrando la hegemonía de Barcelona y Emelec, que ese año no tomaron parte del torneo nacional.

Otros “chicos” que dieron sorpresas, según los datos de Antonio Ubilla, historiador deportivo, fueron: Nueve de Octubre (vicecampeón en 1965, 1983 y 1984); América capitalino (subcampeón en 1969 y 1971); Universidad Católica (segundo en 1973 y 1979); Deportivo Cuenca, en la primera vez que los dos primeros puestos del
campeonato salían de Guayaquil y Quito (subcampeón en 1975 y 1976); Técnico Universitario, de Ambato (segundo en 1978 y 1980); el desaparecido Filanbanco (vicecampeón en 1987); Valdez y Espoli, que llegaron a la Copa en 1992 y 1996, respectivamente; y la mayor de todas, antes de la del D. Cuenca, fue la del Olmedo, campeón del año 2000.