Los insurgentes intensificaron su oleada de terror y mataron a más de veinte personas ayer en distintas áreas de Iraq, cuando faltaban tres días para el comienzo de la campaña electoral de los comicios previstos para el 30 de enero.

El atentado más sangriento ocurrió en una de las entradas de la amurallada “zona verde”, en el centro de Bagdad, donde 13 personas murieron y otras 19 resultaron heridas.

En el ataque se utilizó un coche bomba conducido por un suicida, fue reivindicado por el grupo del terrorista jordano Abu Musab al Zarqaui, presunto líder de Al Qaeda en Iraq, mediante un comunicado en internet.

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El Ejército estadounidense anunció ayer la muerte de siete marines en combates con insurgentes el fin de semana en la provincia de Al-Anbar.

Los rebeldes asesinaron también a un guardia nacional iraquí y a un traductor que trabajaba para el Ejército de EE.UU., en ataques  en la localidad de Iskandariya, al sur de Bagdad, y en  Kirkuk, capital petrolera de Iraq.