Autoridades y gremios  dicen que desarrollo del puerto no solo depende de la base norteamericana.

Decorado con fotografías de los ex presidentes de Estados Unidos, George Washington y Abraham Lincoln, y afiches de Lara Croft (la heroína de la película Tomb Raider) y el grupo de rock Def Leppard,  el bar Cadillac –frente al Malecón Escénico de Manta– atiende a diario a los militares de ese país que, tras cumplir las misiones de vuelo del Puesto de Control de Avanzada (FOL, por sus siglas en inglés) de la Base Aérea Eloy Alfaro, salen por las noches para recrearse.

Mientras contemplan los partidos de fútbol americano que transmite la televisión por cable, las meseras reparten el menú, que incluye los Marlon Brando’s antojitos (la especialidad son las alitas de pollo), los James Dean’s sandwiches & pizzas y los Marilyn Monroe’s desserts (postres).

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El lojano Max Castro instaló el bar hace dos años porque, como otros empresarios ecuatorianos y extranjeros, consideró que la presencia de los estadounidenses en la ciudad ofrecía oportunidades para hacer negocios. Pero “tampoco es que es bueno: los precios son la mitad de Quito o Guayaquil; tenemos buena acogida, ofrecemos un buen servicio, pero son siempre los mismos clientes”, dice.

El presupuesto anual del FOL asciende a siete millones de dólares, según la Embajada de EE.UU. en Ecuador. Glen Warren, agregado de prensa de esa misión diplomática, señala que el FOL contribuyó al crecimiento de la ciudad porque inyecta 600 mil dólares mensuales a su economía.

El destacamento compra energía eléctrica, agua (aunque construyeron su propia planta potabilizadora), servicios turísticos y de diversión y algunos productos que no importa de su país (como los de aseo personal).

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A esta cifra, Warren agrega los 300 mil dólares que supuestamente dejan las visitas de los barcos de guerra de la Marina de su país (30 al año aproximadamente).

El alcalde de Manta, Jorge Zambrano (PSC), discrepa con el diplomático. “El consumo de 200 personas (número aproximado de militares del FOL) no puede mantener a 200 mil habitantes”, señala. Y hace cuentas: si son 600 mil dólares por mes, esto representa tres dólares por persona.
“No es gran cosa”, opina.

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La economía de esta ciudad-puerto tiene dos pilares: la pesca y el turismo, dice Guillermo Morán, director de la Asociación de Exportadores de Pesca Blanca (Asoexpebla).
Ambos sectores experimentan un crecimiento sostenido a pesar de la recesión que afecta al Ecuador.

El sector pesquero ecuatoriano (entre la pesca blanca y la industrializada) exporta, al año, 45 millones de dólares. De ellos, el 90% va a EE.UU. Según Asoexpebla, en Manta está el 80% de la pesca blanca y el 50% de los enlatados.

De ahí que empresas como Conservas Isabel, Marbelize, Seafman o Inepaca realizaron inversiones para ampliar sus instalaciones o construir nuevas plantas.

El cantón Manta tiene once playas: tres urbanas (El Murciélago, Tarqui y Los Esteros) y ocho rurales. Las agencias de viajes aprovechan estos atractivos para promover la llegada de un promedio anual de quince cruceros. Desde este puerto, luego, los turistas toman vuelos a Galápagos, Guayaquil, Quito, la Amazonia.

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Zambrano destaca que los mantenses prefieren reinvertir en su comunidad. Ese espíritu, opina, atrajo capitales de todo el país, especialmente de Quito, Guayaquil y Cuenca.

Durante los últimos ocho años, el Departamento de Planificación del Municipio de Manta autorizó la edificación de 137 nuevas urbanizaciones entre populares y exclusivas, centros comerciales y supermercados (Cocco Manta, Paseo Shopping, Supermaxi y Akí), hoteles (Oro Verde y Howard Johnson), cadenas de comida rápida, restaurantes y concesionarios de vehículos.

Zambrano indica que la construcción de la pista de la Base, que mide 3.000 metros de longitud y tiene especificaciones técnicas especiales para recibir a los aviones más grandes del mundo, generó plazas de trabajo (1.200, según la Embajada de EE.UU.) en Manta. Pero “la empresa constructora de la pista (ABB-Susa) no era ecuatoriana, sino de capitales norteamericano y peruano. El dinero de ese contrato no se quedó acá”, dice.

Morán señala que, sin embargo, la pista es poco aprovechada por los sectores turístico y pesquero exportador. Actualmente hay cinco vuelos diarios a Quito (de TAME e Ícaro) y otros chárter para los turistas de los cruceros, pero ninguno de carga.

Esto ocurre –según el empresario– porque el Municipio no concreta el proceso de concesión de la operación del aeropuerto a una Fundación especializada, como las de Quito y Guayaquil.

El Alcalde señala que le hubiese gustado participar en la negociación del acuerdo entre los gobiernos de EE.UU. y Ecuador para obtener beneficios específicos para la localidad. “Recuerde usted que ponemos en riesgo la vecindad. Es como si construyeran una gasolinera al lado de su casa. La presencia norteamericana en el mundo entero es objetivo militar de los enemigos que tienen”, dice él.

Miguel Morán, coordinador del movimiento Tohallí que cuestiona la presencia del FOL, recuerda el caso de la isla de Vieques, en la isla de Puerto Rico, donde funcionó por más de 50 años un polígono de entrenamiento de la Marina norteamericana. “Causó graves daños a la ecología, a la salud y a la economía de la comunidad”, dice el activista.