Los canales que se oponen al Canal del fútbol lo hacen con resolución y hasta con disciplina. El personal de Teleamazonas (me refiero a la gente de pantalla) es uno de los más aplicados. Reporteros y presentadores de noticias, cada vez que hablan de un partido de fútbol transmitido por televisión, religiosamente añaden la muletilla “lo vio por señal abierta”. De esta manera, el tema del Canal del fútbol acompaña a cualquier noticia sobre fútbol, es un tema omnipresente.

Los periodistas de Teleamazonas no son los únicos en campaña. Me pregunto si la iniciativa de la Federación Ecuatoriana de Fútbol podrá prosperar en medio de una oposición tan cerrada que tiene las cifras a su favor. El Canal del fútbol es, probablemente, la idea más impopular de la historia de nuestro balompié: 70% de los ecuatorianos lo rechaza, según encuestas que algunos canales difunden a diario.

Sin embargo, la perversión del modelo de televisión pagada consiste, precisamente, en que no necesita para nada de ese infortunado 70%, así que lo puede desconocer sin más. No hay democracia en los cálculos de la FEF. Una de las cosas que más parece entusiasmar a Luis Chiriboga al respecto de este negocio es que, para ganar dinero, le basta con la participación de algo así como el 0,1% de la población, es decir, los 22.000 abonados a TV Cable que son necesarios para alcanzar un “punto de equilibrio”.

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“El fútbol no es un servicio social sino un espectáculo”, dice Guillermo Saltos, asesor jurídico de la FEF, en un reportaje publicado por el semanario Líderes. ¡Qué descubrimiento! El tema está en qué clase de espectáculo es el fútbol y lo que su transmisión televisiva representa en el tiempo libre de los ecuatorianos. Este fenómeno no puede ser tratado como si fuera un concierto de José Carreras. El fútbol es espectáculo, sí, pero de interés público.