El plantel morlaco recibió trofeo y medallas por el título conquistado.

Deportivo Cuenca levantó ayer su primer trofeo como campeón del fútbol ecuatoriano y también se estrenó con una vuelta olímpica, antes del comienzo del partido contra Olmedo, ayer en el estadio Alejando Serrano Aguilar.

La ceremonia de premiación la realizaron directivos de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, ante un gran marco de público.

Deportivo Cuenca cayó 1-3 ante Olmedo de Riobamba.

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En otro resultado, Liga Deportiva Universitaria de Quito venció 2-0 al Aucas en el estadio de Chillogallo.

Una densa nube roja cubrió el cielo de la capital azuaya sobre el estadio Alejandro Serrano Aguilar. Papeles multicolores y estruendos de petardos fueron los ingredientes que matizaron la tradicional vuelta olímpica que el Deportivo Cuenca dio ayer, en dicho estadio, por primera vez en su historia, como campeón del fútbol ecuatoriano.

En las gradas del escenario no había espacio para nadie. Afuera, la “Atenas del Ecuador” era un pueblo fantasma. Parecía que toda la ciudad, pintada de un rojo intenso, hubiera asistido a ver a sus ídolos para celebrar con ellos.

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La ceremonia de premiación  comenzó a las 10h15, antes del partido. En representación de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, Francisco Acosta y Vinicio Luna entregaron el trofeo de campeón al D. Cuenca y las medallas a los jugadores.

El primer futbolista en subir a la tarima fue Raúl Antuña. En medio de la ovación de los hinchas levantó los brazos y saludó. Inclinó su cabeza y recibió su medalla. Su alegría se tradujo en una sonrisa sin fin. No lo podía creer. Antuña no salía del asombro.

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Le siguieron Pablo Arévalo, Marcelo Bohórquez, Walter Calderón, y así desfilaron, uno a uno los protagonistas de la hazaña del D. Cuenca.

Al grito de: ¡vamos carajo!, el técnico Julio Assad  emocionó a los cuencanos al exhibir su medalla. Los aplausos de la afición morlaca fueron la muestra de afecto más noble para el “genio del título”, como llaman al DT en Cuenca.

Luego vino la foto para el recuerdo. Una postal para la eternidad: todos tratando de agarrar el trofeo.

La emoción era incontenible. Damián Lanza corría como un niño, Carlos Hidalgo daba brincos de felicidad y otros, como David Valencia y Carlos Quiñónez, se sujetaban de las mallas que separan el campo de la tribuna.

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Nadie se quedó sin gritar a todo pulmón.

La emotividad llevó a las lágrimas a un fanático, que se ubicó en la general norte, quien portaba una pancarta que decía: “¡Por fin, gracias Cuenquita, ahora sí puedo morir tranquilo!”.

MORLACOS

Un helicóptero  descendió en la mitad de la cancha y como lo había anticipado la dirigencia del D. Cuenca, la sorpresa fue la presencia de los ex jugadores Ángel Liciardi, Iván Caicedo y Vicente Araña Martínez, glorias del club morlaco cuando fue vicecampeón en 1975 y 1976. Los tres ídolos también dieron la vuelta olímpica. Liciardi sujetó y besó visiblemente emocionado el trofeo.

Al ritmo  del ¡olé...olé...olé!, el centrocampista Carlos Hidalgo, al mejor estilo de los toreros, mostraba una camiseta amarilla que decía ‘Sigan participando’, lo que deleitó a la fanaticada del D. Cuenca. Hidalgo mostró un cartel que decía ‘Fuerza Huancavilca, Carlos Hidalgo, tres veces campeón’.

la dirigencia del D. Cuenca ofreció una fiesta para
los hinchas, con artistas invitados, en los exteriores del estadio Alejandro Serrano Aguilar. Al final del encuentro, el festejo continuó fuera del escenario.  

Dos horas antes de la  premiación los hinchas del Cuenca estuvieron en los alrededores del estadio agitando banderas y pintándose el rostro de color rojo.