A las quejas de los soldados se suma la escasez de oficiales debido a la oleada de solicitudes de baja

Las quejas públicas del soldado estadounidense Thomas Wilson, la semana pasada en Kuwait al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, de la falta de blindaje adecuado para los vehículos militares en Iraq, generó polémica y ha resucitado las críticas al gobierno por cómo planeó la guerra y la ocupación, que habían quedado acalladas tras la victoria electoral de George W. Bush.

La queja de Wilson de que tenían que escarbar entre la chatarra para encontrar piezas a fin de proteger sus vehículos en Iraq, a falta de blindados fue vitoreada y aplaudida por sus más de 2.000 compañeros cuando le plantó cara a Rumsfeld sin ningún tipo de reparo.

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Según las cifras dadas a conocer por el Congreso, la mayor parte de los camiones y vehículos de transporte militares que circulan por Iraq carecen de blindaje.

Tan solo el 10% de los 4.814 vehículos de transporte medianos y el 15% de los 4.314 camiones pesados cuentan con esa protección.

Salen mejor parados los “Humvee”, vehículos ligeros empleados sobre todo en patrullas, ya que tres cuartas partes de los 19.854 desplegados en Iraq, Afganistán y Kuwait sí están blindados.

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Pero los mandos militares en Iraq indican que necesitan al menos 8.105 “Humvees” blindados de fábrica y el Pentágono solo ha recibido 5.910, según los datos oficiales.

El congresista Ike Skelton, demócrata de mayor rango en el comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, aseguró que los fabricantes de blindaje no han llegado al máximo de su capacidad de producción, “por lo que se nos hace difícil de entender el porqué del retraso” a la hora de reforzar los vehículos en Iraq.

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El ejército señaló el viernes que negociaba con un fabricante de blindados, la empresa Armor Holdings, Inc., de Florida, a fin de que acelere la producción de vehículos Humvee de máximo blindaje M1114. La empresa dijo que aumentaría la producción de 450 a 550 en febrero y marzo.

El presidente Bush se vio obligado a intervenir ante las críticas y aseguró que se hará todo lo posible por dotar a los soldados de los equipos que necesiten.

El portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, indicó que Bush se plantea pedir al Congreso una nueva partida extraordinaria de fondos que se destinaría al equipamiento de las tropas en Iraq.

A la polémica de blindados se sumó la crisis de oficiales que afronta la reserva del Ejército debido a una oleada de solicitudes de baja.

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La escasez, que afecta especialmente a los capitanes, ha afectado gravemente a la capacidad operativa de la Reserva, según un documento del Ejército presentado en noviembre al Congreso, y cuyo contenido fue filtrado al diario Seattle Times.

Las solicitudes de bajas de oficiales pasaron de 15 en 2001 a 370 en el periodo de doce meses que concluyó en septiembre pasado.
Ante esta situación, la Reserva se ha visto obligada a denegar muchas solicitudes, incluso de oficiales que ya habían cumplido su compromiso de ocho años en filas.

Aproximadamente el 40% de las solicitudes de baja de capitanes y oficiales han sido denegadas.

El diario explica que este problema es otro signo de la creciente tensión de la guerra en Iraq, donde más del 40% de los 140.000 soldados actualmente desplegados proceden de la Reserva o de la Guardia Nacional.

Además, los despliegues en Iraq son de un año, pero en ocasiones ese periodo ha sido alargado debido a las necesidades del servicio.

Varios militares estadounidenses han demandado al Pentágono porque no les permite dejar las filas a pesar de que han cumplido los periodos establecidos en sus contratos.