El sentimiento anticristiano que se esparce en los países musulmanes y otras partes del mundo debido a la guerra contra el terrorismo ha sido vinculado a una estrategia política de Occidente, dijo ayer el ministro de Relaciones Exteriores del Vaticano, arzobispo Giovanni Lajolo, en una conferencia organizada por Estados Unidos sobre la libertad de religión.

“Debe reconocerse que la guerra contra el terrorismo, aunque necesaria, tiene como uno de sus efectos colaterales la propagación de la cristianofobia en amplias regiones del planeta”, dijo.

El arzobispo indicó que este era el motivo por el cual el Vaticano insistía que la “cristianofobia sea condenada junto con la islamofobia y el antisemitismo” en documentos sobre derechos humanos de la ONU.

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Aunque no mencionó a Iraq, sus comentarios parecían ser una referencia a ese país y a otras naciones islámicas donde han sido atacadas las minorías cristianas.