Pienso en mis descendientes que cada vez se enfrentan un mundo más hostil, perverso, y yo busco en el pasado preguntándome: ¿cuándo comenzó el calvario de la descomposición social que estamos viviendo?

Con todo el respeto que se merecen, todas las leyes de la república se deben asentar a base de la ley de Dios, pero su nombre ha sido borrado de las leyes que nos gobiernan, y estas solo encuentran la mano del hombre.

En medio de mi tristeza, leo la segunda estrofa de nuestro Himno Nacional, y al fin me alegro al leer: “Dios miró y aceptó el holocausto”. Hoy, podemos presentarle nuestro holocausto de miseria, crímenes, prostitución consentida, violaciones de los derechos humanos, y no puede ser de otra manera cuando ya no hay líderes con ideales de patria, de lo cual se aprovechan “cirqueros” y muchos “artistas”, para hacer las leyes que nos gobiernan, y no importa lo que hagan con la patria.

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Pero queda la esperanza de encontrar nuevos líderes entre los estudiantes que se preparan desde ahora, para limpiar el Congreso y mirar al pueblo con amor.

Óscar Manuel Roldán Macías
Guayaquil