La bioastronáutica, especialidad que se encuentra abocada a hallar soluciones a los trastornos fisiológicos que se generan en el ser humano durante este tipo de viajes.

La medicina espacial es aquella que estudia los efectos fisiológicos y psicológicos en los seres humanos de los vuelos, que implican gran altura y velocidad. En este nuevo milenio, donde la conquista del espacio es uno de los principales proyectos científicos, esta especialidad de la medicina ha cobrado gran relevancia y son cada vez más los gobiernos que invierten en el desarrollo de métodos que mitiguen o impidan los trastornos que generan a los astronautas y aviadores los viajes extra atmosféricos.

Los peligros relacionados con los vuelos son las aceleraciones, desaceleraciones, falta de oxígeno, necesidad de atmósfera artificial, ruido, vibración, ingravidez y radiaciones ionizantes. La medicina espacial o la bioastronáutica se encarga, justamente, de estudiar el impacto que tienen estos factores en el ser humano y encontrar una solución. Pero este campo es tan reciente -las primeras informaciones sobre el tema fueron recogidas en Alemania en los años cuarenta bajo la dirección de Hubertus Strughold, mientras que en los Estados Unidos y la antigua URSS datan de 1948-, que de su gran desarrollo depende que se puedan cumplir los ambiciosos objetivos planteados para las próximas décadas.

Publicidad

Hasta ahora, lo que se sabe es que las altas velocidades no son las que producen las lesiones, sino las aceleraciones y desaceleraciones que implican. Si una aceleración de 4g a 6g se mantiene varios segundos, se observan efectos que incluyen desde visión borrosa hasta el total desvanecimiento. En la actualidad, se han llegado a soportar desaceleraciones de hasta 50g sin lesiones graves, gracias a estos trajes y al descubrimiento de la posición correcta -sentado y mirando hacia atrás- y la aplicación de un soporte especial para la cabeza.

Otro de los factores críticos es la falta de oxígeno, ya que el cerebro sólo soporta cuatro minutos sin él antes de la muerte neuronal masiva y se sabe que por encima de los 4.500 metros, el aire debe ser presurizado porque ya no se dan las condiciones ideales para la vida del ser humano: 21 por ciento de oxígeno y 760mmHg de presión. Al superar esta altura, hay que usar equipos de oxígeno, a los 10.500 metros se debe disponer de cabinas presurizadas y a más de 17.000, se deben usar trajes especiales con oxígeno adicional.

Para informarse más sobre este tema, vea Medicina Siglo XXI el domingo 19 de diciembre a la 1 p.m. en Discovery Health.