Estamos viendo y viviendo los acontecimientos más absurdos de la política ecuatoriana: acusaciones de peculado donde la figura o delito es otro, traición a las decisiones firmadas, revanchismo a como dé lugar perjudicando a terceros, intromisión en la estructuración de poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial.

En otros escenarios se discute si es procedente o no que se nos dé más seguridad, cuando lo procedente es recibir la colaboración venga de donde venga, para tenerla mucho mejor.

Los espacios políticos, las cadenas, los programas y los noticiarios se llenan de toda clase de argumentos, ataques, defensas, contradicciones en cuanto a que se violó, se quería violar, u otra vez violaron la Constitución, porque en anteriores ocasiones también lo hicieron. Hablan, se distraen de sus funciones solo por defender sus intereses, mientras la pobreza, falta de educación y salud del pueblo más se quebrantan, y la delincuencia se fortalece.

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Que hombres con pensamientos claros y ejecutorias comprobadas, que sí los hay en todos los partidos, se unan y formen el gran frente de hombres de trabajo (futuros ministros y colaboradores del nuevo ente rector) apartados de toda consigna partidista, solo con el propósito de estructurar un nuevo Ecuador. De lo contrario las próximas elecciones, los hombres talentosos, otra vez se etiquetarán de las banderas partidistas y volveremos a lo mismo.

Dr. Carlos Rueda Moreira
Guayaquil