Si en el país existiera una verdadera política petrolera pensando en el beneficio de las grandes mayorías, se tendría que suprimir la intermediación en la importación del gas licuado de petróleo (GLP), pues el principal proveedor de este producto en Ecuador es la empresa Petróleo de Venezuela S.A. (Pdvsa), por su cercanía geográfica y excelentes precios.

Lo lógico es negociar directamente con ellos, pues habría un ahorro significativo de divisas. Petroecuador, sumida en crisis económica constante, hace lo contrario y resuelve pagar cifras alarmantes a intermediarias. En 1985 se realizó la primera importación de GLP por parte de la compañía de capitales ingleses Furness Wity, porque la demanda interna fue creciendo paulatinamente. En la actualidad, la compañía de capitales holandeses Trafigura es la encargada de traer el hidrocarburo.

La estatal petrolera se encarga de comercializar el gas por medio de empresas privadas, que entregan a las distribuidoras y estas al usuario final.

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Existe monopolio en la importación y almacenamiento del GLP. El presidente Gutiérrez prometió combatir la corrupción, pero  no se ven resultados positivos. Es inadmisible que el país no cuente con un sitio donde almacenar el gas importado, por eso en el contrato de importación la empresa adjudicataria debe incluir el almacenamiento en un buque flotante en alta mar y el sistema de transporte hasta el puerto de destino, lo que encarece el servicio e influye en el costo final  del gas.

La construcción de una moderna refinería para procesar crudo en el cantón Santa Elena (parroquia Atahualpa o comuna Monteverde)  solucionaría este problema.

Enrique Rosales Ortega
Santa Elena