Cuencanos celebraron con su equipo a su arribo a esta ciudad.

Ni siquiera la lluvia que cayó desde las 16h00 de ayer impidió a un multitudinario grupo de hinchas del Deportivo Cuenca congregarse en el aeropuerto Mariscal Lamar para dar la bienvenida a los futbolistas del club; a “nuestros héroes” como los llamó Carlos Maldonado, aficionado morlaco.

Con un gigantesco bombo sobre sus espaldas y dos banderas de tres metros, Adrián Ochoa, José Chimbo, Jorge Proaño y el Dragón Rojo,  aficionados de la barra Crónica Roja, se apoderaron de la sala de recepción de la terminal aérea.  El primer coro que se armó entonó las mismas notas que retumban en el estadio cuando juega el equipo de los leones: “¡Cómo no te voy a querer, cómo no te voy a querer, si eres para mí la vida por eso nunca te dejaré!”, que retumbó más fuerte que nunca.

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Decenas de vehículos se apostaron a lo largo de la Av. España. “Hacemos una calle de honor para el campeón del Ecuador”, dijo Carlos Brito, quien llegó en su automotor, con unos 20 compañeros.

En la parte exterior del aeropuerto, una gran masa colorada se iba formando con el arribo de  hinchas de todo tipo: niños, personas de la tercera edad, jóvenes, hombres y mujeres con pancartas y vistiendo la camiseta roja.

El alboroto y los gritos alcanzaron sus mayores decibeles cuando los futbolistas fueron apareciendo uno a uno.

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El jugador David  Valencia expresó que  dedicó su  gol ante Aucas a todos los hinchas y agradeció a quienes creyeron en su capacidad.  Velazco festejó su tanto en el aeropuerto como si lo hubiera conquistado en ese momento.

Pablo Arévalo y Damián Lanza  expresaron su satisfacción por ser los cuencanos de nacimiento que integraron el equipo que le dio a su ciudad una enorme alegría.

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El presidente del club, Manuel Vega, aseguró que valió la pena el esfuerzo de toda la temporada y señaló que espera el partido por la Copa Libertadores ante  el Boca con mucha ansiedad.

El  DT  Julio Assad, a su llegada, confesó estar fascinado con el triunfo. Pero, entre risas y abrazos, confesó que quería llegar a su domicilio para mirar el juego entre la Liga (Q) y El Nacional y  abrazar a su esposa y nieta.

Jefferson Pérez
Cuando terminó el juego entre militares y albos, hubo en la ciudad un breve silencio, de apenas unos segundos. Parecía que Cuenca no daba crédito a lo que el resultado representaba: Deportivo Cuenca campeón. De inmediato, las principales calles y avenidas se pintaron de rojo.

El cuerpo técnico y jugadores acudieron al estadio Alejandro Serrano para ensayar una vuelta olímpica que prometieron repetir el próximo domingo.

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Allí se sumó al festejo el campeón olímpico de marcha, Jefferson Pérez, quien dijo: “uno de los chicos  me aseguró que serían campeones. Yo le creí y aquí estoy”, mientras  los aficionados celebraban.

AZUAYOS

Los integrantes de las divisiones menores del club morlaco se acomodaron en la pista de aterrizaje, a una distancia prudencial, y fueron los primeros en abrazar a sus ídolos. Ellos aprovecharon la ocasión para pedirles autógrafos.

Juan Vega,  uno de los integrantes de la Sub 10, aseguró que cuando sea grande quiere ser como Marcelo Velazco o Damián Lanza. “Para repetir la hazaña del Deportivo Cuenca”.

El vuelo de  Ícaro, que trasladó a los integrantes del Cuenca, desde Quito, se retrasó 15 minutos. Mientras la hinchada esperaba, no dejó de gritar como si estuviera en el estadio. Cuando los futbolistas, cuerpo técnico y dirigencia aparecieron en la puerta del avión, se escuchó un cántico de la multitud: “¡Cuando yo me muera, quiero mi cajón, pintado rojo y negro como mi corazón!”. Esto emocionó a los recién llegados que se sumaron al festejo. Empezaron a cantar y a saltar en la sala de desembarque.