El 7 de junio del 2001, dos menores fueron sancionados por el Municipio de Guayaquil con siete días de trabajos comunitarios bajo vigilancia de la Policía Metropolitana por “haber atentado contra el ornato de la ciudad”, tal como lo estipula el artículo 4 de la ordenanza que norma la obligación de pintar las fachadas.

Estos jóvenes fueron sorprendidos por supervisores municipales cuando manchaban las bases del paso elevado ubicado cerca de la avenida Machala.

En marzo del 2003, el Municipio obligó a tres jóvenes, capturados por portar tizas en sus bolsillos, a realizar el adecentamiento de las paredes del hospital Francisco de Ycaza Bustamante (Av. Quito y Gómez Rendón), que se encontraban pintadas con grafitos.