Ustedes conocen, con toda seguridad, a los componentes del G-8, del G-5 o del G-20, siglas o abreviaturas que nos hablan de países agrupados con fines diversos, que han llegado a conformar grupos que persiguen metas comunes y que detentan, de una u otra manera, cierto poder en el manejo de las políticas de regiones, de continentes; del G-40 ustedes nada conocen y creo que está bien que se informen, que sepan algo de su historia, sus avatares y triunfos.

El G-40, afincado en el cantón Guayaquil, cumple dos décadas de permanente búsqueda del cumplimiento cabal de su misión; tiene como visión ser un grupo especializado en el manejo de conocimientos específicos, cumplidor de lo prescrito en diferentes códices; los últimos veinte años de ininterrumpida labor se suman a lustros anteriores de intensa búsqueda del saber y a unos años de diáspora casual.

Alguien escribió alguna vez que “la amistad es una flor que crece en terrenos largamente abonados”. Lo que distingue a los ocho integrantes del G-40 es precisamente la amistad: la amistad unió al grupo; la amistad alimenta sus noches y sus desvelos; la amistad es la motivación de reuniones periódicas cuidadosamente preparadas y escrupulosamente realizadas; sus esposas son sus comprensivas “cómplices”. Es verdad que los hermanos nacen y los amigos se hacen. No siempre tenemos con nuestros hermanos la confianza que sí desbordamos con nuestros amigos: el amigo es el confidente, el consejero, el dueño de la palabra oportuna, la persona lista a darnos un reproche o un abrazo de felicitación; el amigo enjuga nuestras lágrimas y goza con nuestros triunfos; el amigo defiende al amigo y lo hace con fuerza, con entereza.

Jorge, Ángel, Óscar, Alfonso, Roberto, Carlos, Raúl y el “Gurú” son los integrantes del G-40, son los amigos que se han mantenido cerca por algunos lustros y no tienen ganas de lesionar esa amistad. Jorge ya no dispone de los “sueltos” de su farmacia, Ángel ya no pasea por Urdesa, Óscar sigue entretenido con sus imanes, Alfonso llega muy puntual, Roberto no tiene Consejo Directivo, Carlos sigue siendo formal al igual que Raúl, el “Gurú” ha perdido autoridad. Les entrego la clave de esta entrañable amistad, la he recibido de primera mano, como primicia para ustedes, amigas y amigos de EL UNIVERSO:

G-40 es un club privado de “cuarenteros”, de ocho miembros que se reúnen ocho veces al año, “no antes de las tres semanas para no hacer del juego un vicio” y “no después de las seis semanas para no olvidarse”; el calendario se hace por sorteo; las reuniones se realizan en cada uno de los hogares; terminado el juego, cada uno retorna a su casa; la señora del hogar anfitrión prepara los alimentos y el paterfamilias corre con los demás gastos inherentes a la recuperación de energías.

¡Cuánta falta hace al Ecuador un ejército de amigos que se quieran de verdad y al quererse quieran también al Ecuador que los vio nacer y que lo quieran de veras y no de labios afuera. En esta Navidad, G-40 tendrá una reunión extraordinaria para disfrutar una noche de alegría junto a sus esposas.

Felicidades.