De los 28 cantones de la provincia del Guayas, seis carecen del servicio de alcantarillado sanitario y pluvial, catorce tienen un déficit con más de 40 años de servicio y que cubre solo entre el 20% y 50% de la población. Seis arrojan las aguas negras a los ríos, entre ellos el Daule, donde se capta el líquido que Interagua procesa para los habitantes de Guayaquil.

Del tubo negruzco, semiescondido entre unos arbustos, cae un chorro negro que se mezcla a borbotones en las aguas del río Daule. Esta es una de las cuatro desembocaduras de un vetusto sistema de alcantarillado del cantón Balzar.

Cincuenta metros río abajo, mujeres lavan sus ropas y niños se bañan. Unos 60 km adelante hay tubos similares que arrojan al río parte de las aguas negras del cantón  Daule. A 25 km de este sitio se ubica el lugar de captación de la planta de agua potable La Toma, que abastece a los dos millones de habitantes de Guayaquil.

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Balzar y Daule son dos de los seis cantones de Guayas que poseen viejos sistemas de alcantarillado, con una cobertura parcial entre el 10% y 40% de las poblaciones, y que arrojan las aguas contaminadas directamente a los ríos, en algunos casos por conexiones directas de los moradores. Milagro, Colimes, Balao, Bucay y Naranjito hacen lo mismo.

Ese es solo uno de los problemas sanitarios visibles en el tema del alcantarillado en la provincia del Guayas.

Este Diario constató en un recorrido que de los 28 cantones de Guayas 6 carecen en absoluto del servicio de alcantarillado  sanitario y pluvial; 14 localidades poseen un deficitario sistema que data en algunos casos de hace más de 40 años y cubre solo entre el 20% y 50% de la población. En solo  ocho cantones el servicio abarca entre el 60% y 95%.

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Los pozos sépticos, fosas recubiertas con cemento y construidas en los patios o en el interior de las viviendas, constituyen mayoritariamente  la forma de eliminar las aguas servidas, de manera especial  aquellas que proceden de los servicios higiénicos.

Estas no son solo características de los cantones que carecen de este sistema básico, sino de aquellos que cuentan con una cobertura parcial.

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“Aquí no sabemos qué será alcantarillado. El agua que lavamos los platos la tiramos a la calle. El pozo séptico solo sirve para el baño, aunque los malos olores molestan”, dice Dionisia Ortiz, residente en la calle principal de Lomas de Sargentillo,  cantón ubicado a 40 km de Guayaquil.

Isidro Ayora, Colimes, Jujan, Salitre y Simón Bolívar completan la lista de cantones que carecen de canalización.

“Los municipios pequeños no podemos hacer nada por estos sistemas, pues no nos alcanzan los recursos”, menciona el alcalde de Simón Bolívar, Johnny Firmat.
El funcionario explica que con mucho esfuerzo, el Municipio ejecutó los estudios de un proyecto de alcantarillado sanitario y fluvial y para su ejecución se necesita un presupuesto de $ 3,8 millones. El plan fue entregado al Fondo de Solidaridad para su financiamiento.

Firmat señala que una obra de este tipo es imposible realizarla con fondos propios. En su caso, el Municipio percibe como ingresos establecidos por la ley un promedio de $ 980 mil anuales, con los descuentos de ley.

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Pese al problema, más de la mitad de municipios ni siquiera cuentan con estudios para la ejecución de estas obras. En el caso de Salitre, no hay presupuesto ni siquiera para financiar esos estudios, que tienen un costo de $ 70 mil.

El alcalde salitreño, Julio Alfaro Mieles, se queja porque no recibe respuesta del Gobierno sobre su gestión para esta obra.

“Creo que el manejo político partidista impide que seamos escuchados. La situación sanitaria debe estar por fuera de la política, me parece una tontería que se nos margine. Sentimos marginación en el gobierno provincial y nacional”, afirma el personero, reelecto para un nuevo periodo por una alianza entre CFP-Pachakutik y Movimiento Independiente Nuevo Salitre.

La alcaldesa de Durán, Mariana Mendieta, atribuye el hecho de que su cantón, de 180 mil habitantes y vecino de Guayaquil tenga solo el 40% de alcantarillado a “la falta de financiamiento y la poca ayuda gubernamental”.

Cada Alcalde afirma estar consciente del problema sanitario. El personero de Daule, Pedro Salazar, reconoce que una parte de la población elimina las aguas negras por una tubería que desemboca al río Daule. “Por eso estamos empeñados en ejecutar un proyecto con nuestros propios recursos”, destaca.