Según expertos, los acondicionadores de aire y las computadoras pueden causar afecciones en la superficie ocular por la falta de lubricación y humectación.

El acondicionador de aire puede resultar agradable para el ambiente de trabajo, pero no del todo saludable para la visión.

El viento seco que expulsan estos artefactos y la predisposición de algunas personas frente a los factores ambientales llegan a provocar resequedad en la lubricación natural del ojo y esto –a su vez– complicaciones más graves, como las inflamaciones o úlceras corneales.

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La afección se conoce como ojo seco y, según explica el oftalmólogo Armando Gutiérrez, es una enfermedad multifactorial, agravada o provocada por el ambiente. “Se caracteriza por alteraciones de la película lagrimal y trae como consecuencia alteraciones en toda la superficie ocular, que va de la córnea a la conjuntiva porque es la zona que se lubrica”, señala.

El problema puede estar dado a causa de una enfermedad base, como artritis, o de tipo hormonal. De ahí que es más común en personas de etapa madura, cuando empiezan los cambios del climaterio. “Tienen sensación de basura, de cuerpo extraño porque se produce resequedad, no solo en el ojo sino en la garganta y las mucosas”, indica.

En ello coincide su colega Virgilio Chacón. Él agrega que el trastorno también ocurre cuando se altera alguno de los componentes de la lágrima: el oleoso (que la protege de la evaporación), el acuoso (el que da el volumen) y el mocoso, que produce la humectación de la superficie ocular.

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“Si uno de estos componentes en su producción –tanto en cantidad como calidad– está alterado, va a producir ardor, picazón, ojo rojo y lagrimeo”.

Pero el ojo seco también suele ser provocado por el tipo de actividad laboral que desempeñen las personas.

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Chacón indica que quienes  requieren de mayor concentración y están largas horas frente a la pantalla del computador tienden a parpadear menos impidiendo la adecuada lubricación. “Al tener la mirada directamente al frente, la abertura palpebral es más grande y la exposición de la lágrima y su evaporación es mayor, con lo cual la sintomatología es más intensa...”, dice.

Aunque la persona produzca cantidades y calidades normales de lágrima, al parpadear menos esa capa oleosa se distribuye de forma irregular y no protege la superficie. “Entonces quedan partes descubiertas, dando la impresión de parches, y se evaporan”.

Cuando un ojo no se lubrica, advierte Gutiérrez, se originan trastornos en el epitelio de la córnea, en la conjuntiva y adherencias, que es la unión del ojo con el párpado.

En la forma leve de la enfermedad existe síntomas de ojo rojo, picazón y ardor, pero en los casos más severos –dice Chacón– puede haber producción de úlceras corneales o queratitis (inflamación de la superficie corneal), que pueden poner en riesgo la salud ocular. A esto se suma que cuando el acondicionador de aire al igual que las alfombras de la oficina no tienen un mantenimiento adecuado reúnen todo tipo de alergenos, entre esos los ácaros que favorecen las reacciones alérgicas en la superficie del ojo.

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El problema es aún mayor para quienes usan lentes de contacto porque (si están muy pegados) llegan a obstaculizar la circulación de la lágrima y la humectación, dejando menos nutrientes a la córnea.

El tratamiento va desde recordar parpadear mientras se está frente al computador hasta la aplicación de humectantes oculares, según el caso.

Gutiérrez dice que siempre es necesario investigar y acudir al médico porque lo principal es aliviar el trastorno de fondo y no solo la picazón.