La presencia de botaderos a campo abierto en los cantones guayasenses constituye un problema de ornato, de salud pública, de contaminación de ríos y contribuye al debilitamiento de la capa de ozono, según  especialistas.

De los 28 cantones de la provincia del Guayas, 23 tienen sus botaderos de basura a cielo abierto y se constituyen en focos de contaminación por estar al filo de las principales carreteras, junto a casetas de peaje y muy cerca de los centros poblados.

El problema se lo siente desde la recolección. En un recorrido, este Diario constató que en la mitad de cantones los desechos se recogen en camiones alquilados y ocasionalmente. Los alcaldes dicen que la tasa por este servicio es mínima y en nueve ciudades no se cobra.

Una columna de humo cubre casi cien metros de la vía Milagro-Mariscal Sucre, en el km 2. El manto negruzco, que provoca lagrimeo, así como ardor en las vías respiratorias, copa también las instalaciones del complejo recreacional Chirijos, viviendas y cultivos. La humareda surge de una montaña de basura que cubre una hectárea de terreno y por poco alcanza las líneas de alta tensión que cruzan por la zona.

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Es el botadero de basura del cantón Milagro. Allí se depositan diariamente las cerca de cien toneladas de desechos que recogen cuatro carros recolectores y dos volquetas, de 07h00 a 22h00. “Tenemos dolores de cabeza, vivimos enfermos, los olores fétidos son intensos y nadie hace nada para controlar”, señala un morador del sitio Dos Cruces, aledaño al basurero.

La zona es semipoblada y está a solo 2 km de las ciudadelas del norte milagreño. La fetidez se siente a medio kilómetro.

Pero este problema no es solo de Milagro. En esta época de tecnología, cuando se toman muy en cuenta las licencias ambientales y el combate a la contaminación, la disposición de los desechos sólidos, como se denomina a la basura, es antitécnica y antihigiénica en casi el 85% de los cantones de la provincia del Guayas. De los 28 cantones guayasenses, 23 tienen botaderos a cielo abierto, ubicados junto a las carreteras, casetas de cobro de peajes, cultivos y viviendas.

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Tan solo Guayaquil, que posee un relleno sanitario en el sector Las Iguanas y tiene concesionada la recolección a la empresa Vachagnon; Salinas, con un relleno y sistema de reciclaje y procesamiento de basura orgánica; y La Libertad, Durán y Simón Bolívar, que entierran los desechos, constituyen la excepción.

“La situación (disposición de la basura) es calamitosa, diríase espantosa. Es una gestión elemental que se hace en forma totalmente antitécnica y genera focos de propagación de epidemias y contaminación de aguas y del ambiente”, afirma Gaitán Villavicencio, director de la Corporación de Estudios Regionales (CERG), ente que trabaja en proyectos de rellenos sanitarios con apoyo de organismos internacionales como la alemana GTZ, Plan Internacional y Fundación Latinoamericana.

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Villavicencio explica que los basureros a cielo abierto “afectan al ornato de las poblaciones, a la salud pública, el medio ambiente y contribuyen negativamente al cambio climático global, porque los gases de la combustión deterioran la capa de ozono”. Además califica como grave que los desechos hospitalarios tampoco reciban tratamiento.

El director de Salud del Guayas, Roberto Blum, menciona: “Deberíamos haber tomado en cuenta ese tema. Voy a revisar los códigos para ejecutar alguna acción”.

En un recorrido que realizó un equipo de EL UNIVERSO por la mayoría de cantones del Guayas, constató que además de los botaderos, la recolección, el transporte y el financiamiento para este servicio soportan fallas. Es más, algunos alcaldes, como el de Milagro, Iván Coello, reconocen la dificultad de ejecutar proyectos de mejoramiento.

Coello destaca que su ciudad tiene el 70% de cobertura en aseo de calles. Hay una donación de cuatro hectáreas de terreno para un relleno sanitario, pero no existe presupuesto. El Municipio recauda menos de $ 20 mil mensuales por una tasa que constituye el 6% de la planilla de luz. “Pero la Empresa Eléctrica Milagro tiene un alto porcentaje de cartera vencida”, dice.

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Solo dos terceras partes de los municipios cobra una tasa por recolección, ya sea en las planillas eléctricas, con porcentajes entre el 2% y 20%, o en el impuesto a predios urbanos.
En este caso, los valores son ínfimos. Por ejemplo, en Naranjal hay ciudadanos que cancelan $ 1,50 al año por impuesto predial. El porcentaje de la tasa de basura es del 10% de ese monto, $ 0,15 anual.

“Pese a todo tratamos de mantener limpias las calles, con dos vetustos recolectores, dos volquetas y triciclos. El Concejo resolvió adquirir un terreno donde planeamos hacer una planta de procesamiento de desechos sólidos”, menciona el alcalde de Naranjal, Ruperto Espinoza.

Los carros recolectores son vetustos. El 70% de los cantones posee apenas solo una unidad y para suplir utiliza volquetas o contrata camiones. Así, en Lomas de Sargentillo, Balao, Simón Bolívar y otros, la tarea se da en camiones particulares que cobran en promedio $ 600 mensuales.

7.000 TONELADAS
De basura producen a diario en forma aproximada los 28 cantones de la provincia del Guayas.

23 CANTONES
Tienen sus botaderos al filo de las carreteras y no realizan ningún tratamiento que evite la contaminación.

1.700 TONELADAS
De desechos produce Guayaquil diariamente. Esta se deposita en el relleno sanitario de Las Iguanas.

9 MUNICIPIOS
De la provincia del Guayas no cobran una tasa por recolección de basura. El resto cobra entre las planillas eléctricas o en los impuestos prediales.