La construcción del nuevo aeropuerto para la ciudad de Quito tuvo un impulso fundamental el jueves de la semana pasada cuando representantes del consorcio a cargo del proyecto (Corpaq y Quiport) anunciaron que, finalmente, alcanzaron un acuerdo con los financistas canadienses de la obra.

Fue un proceso de dos años de negociaciones, que tuvieron en vilo a las autoridades municipales, especialmente al alcalde Paco Moncayo, quien se vio obligado a dar un ultimátum a los contratistas y los conminó a resolver el tema antes de que finalice el año.

El principal punto del acuerdo es que el grupo de financistas entregará 400 millones de dólares para la construcción del nuevo aeropuerto, lo que asegura el inicio de las obras a partir de enero próximo.

Publicidad

Expropiación
Pero el proceso de expropiación de las 1.500 hectáreas que ocupará la nueva terminal aérea todavía está inconcluso, pues no se ha llegado a acuerdos con la totalidad de las familias propietarias de terrenos en el sector en donde se construirá la obra.

En ese espacio se implementará, además del aeropuerto, una zona franca para el funcionamiento de empresas nacionales y extranjeras y se construirá también un parque tecnológico.

Otro de los puntos que también está pendiente es la negociación definitiva con los moradores de la zona por donde pasará el conector Alpachaca, que unirá al aeropuerto con la vía interoceánica en el sector de Tababela.

Publicidad

Los constructores de la obra todavía no han aprobado el trazado definitivo de la vía que unirá el aeropuerto con la ciudad de Quito. Al momento existen dos opciones: la primera, por el valle de Tumbaco y la segunda, por la meseta de Jalonguilla.

Una vez que se defina este punto, la tarea del municipio capitalino será terminar con éxito las expropiaciones que aún están pendientes.

Publicidad

Mientras tanto, todavía las autoridades no han decidido el uso que se dará a los terrenos del actual aeropuerto Mariscal Sucre, ubicado al norte de la ciudad.