El ecuatoriano Diego Rivas tuvo una tarde meritoria. Mostró faenas con mucha fuerza.

Diego Ventura y el público taurino quiteño tienen plena identificación. Diego pone su empeño y profesionalismo y desde los tendidos recibe una respuesta inmediata: palmas, alegría y vivas. Y rejoneador y aficionados hicieron la fiesta, ayer, en un escenario lleno y entusiasta.

Poco a poco, con maestría y talento taurino Diego Ventura recuperó el espacio que lo perdía con Cariño Malo, un ejemplar de Santa Coloma que fue devuelto a los corrales por manso.

Publicidad

Pero, luego con Déjate una, de la misma ganadería, Diego logró construir una faena emotiva, llena de colorido y de plena identificación con el respetable. Hubo vibración en la arena y sonoras palmas desde las gradas.

La colocación de los rejones de castigo, las banderillas individuales y luego un par al mismo tiempo, ensayando un violín de muy buena factura y un remate con una rosa, pegándose al cuerpo del astado desató la euforia de la parroquia y miles de aficionados lo aplaudieron a pie.

La autoridad valoró el esfuerzo del rejoneador y ante el pedido de la plaza otorgó una oreja para Diego, premio que a la postre fue el único de la quinta corrida y del séptimo festejo de la Feria de Quito.

Publicidad

Con ese trofeo, Diego Ventura se despidió de la temporada en la Capital, luego de tres presentaciones sobrias y de enorme contenido taurino. Para Diego Ventura, nacido en Lisboa, pero que ha hecho toda su vida en España, las puertas del coso de Iñaquito continúan abiertas para futuras presentaciones.

El ecuatoriano Diego Rivas tuvo una tarde meritoria. Mostró faenas con mucha fuerza, dinámica, empeño, elegancia y honestidad. Frente a Chulla quiteño, ofreció un excelente saludo con el capote, con temple y oficio. Luego tuvo ensayos de extraordinarios muletazos al natural y un par de molinetes, de corte clásico.

Publicidad

El torero latacungueño se identificó de manera permanente con sus compatriotas como demostrándoles que tienen un representante con posibilidades de seguir caminando con éxito en este difícil campo. Así entendieron los aficionados que siguieron con atención su quehacer dentro del ruedo. Y estuvieron prestos para darle ánimo, para aplaudir sus esfuerzos por sacarle toda la casta a un ejemplar que dio poco juego y escasas muestras de bravura.

No pudo redondear su faena para llevarse por lo menos un trofeo.
Clavó los tres cuartos de su espada en el morrillo del animal lo que no fue suficiente para premiar su presentación. En su segundo toro, Ruptura, Rivas también se ganó palmas, especialmente porque supo arrancarle al toro una arremetida que por propia iniciativa no lo hacía. El astado caminaba sobre la arena, mostrando una debilidad de manos fastidiosa para la lidia. El bicho fue pasaportado con una estocada trasera, que no causó un efecto inmediato en sus órganos, lo que demoró su caída.

El español Juan Diego lució un toreo clásico, con maneras ortodoxas de aplicar las herramientas y ejecutar los lances.
Concentrado, dominando a sus dos enemigos ratificó que va subiendo en calidad, aplomo y arte.

Sus astados no colaboraron lo suficiente; sin embargo,  Juan Diego dejó ver momentos de enorme elegancia taurina, opacada por la falta de fortuna en el momento de entrar a matar. El español tuvo que conformarse con las palmas de los aficionados.

Publicidad

Notas

Para el cierre
La expectativa de la feria está centrada en el cierre que será mañana. Para esta corrida volverán el español Julián López El Juli y el ecuatoriano Guillermo Albán. Realizará su única presentación, Manuel Jesús, El Cid.

Jornada de hoy
Hoy se desarrolla el octavo y penúltimo festejo de la Feria de Quito, con las actuaciones de Andrés Palacios, Juan Francisco Hinojosa y Morenito de Aranda.