Dieciséis ancianos del hospicio Corazón de Jesús, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, se dedican todas las mañanas a confeccionar manteles de mesa, juguetes, manualidades, portalápices, bordados, ropa para muñecas y pinturas.

Esto lo realizan como parte de la terapia recreativa y ocupacional que los ayuda a mantenerse activos, señala Carmen Delgado, guía de la delegación.

Debe ser por eso que “no he olvidado de coser”, dice Marieta Casal,  de 86 años, que camina conservando su postura recta.

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Hace siete años ingresó al asilo y cuando le contaron de estas actividades no dudó en elegir  costura y bordado.

“Siempre me ha gustado la costurita”, expresa mientras enseña a los espectadores de la exposición que culminó el viernes pasado, las almohadas con bordados navideños que confeccionó en la máquina de coser y a mano.

Esta Navidad la pasará con sus tres nietos. Dice que la visitan de vez en cuando durante el año; pero en esta festividad “son muy puntuales”.

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Su compañera Rosa Cornejo manifiesta haber superado la nostalgia que le invaden estas fechas, ya que su familia no la viene a visitar.

“A uno le da tristeza, pero hay que seguir adelante”, indica. Enseguida cambia de ánimo y relata que desde su entrada al hospicio, hace dos años, se dedicó a elaborar “un poco de toda la gama de manualidades”.

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“Me pongo a hacer juguetes, bordados, pinto cuadros y confecciono vestidos para muñecas y bebés”, precisa.

Venta
Los productos se mostraron y vendieron al público los pasados jueves y viernes. Este fin de semana tenían previsto contar el dinero recaudado y destinarlo para la preparación de un  viaje.

El último que realizó este grupo fue a Playas. Según Rosa, fue inolvidable porque se divirtieron mientras se bañaban y comían  mariscos.