Criticado por el manejo de la situación en Iraq, el secretario de  Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, fue confirmado en su cargo por el presidente George W. Bush.

Bush cree que Rumsfeld es   la persona correcta en este momento de nuestra historia en que se libra la guerra contra el terrorismo, declaró un funcionario del gobierno.

La gestión  de Rumsfeld estuvo marcada por una persistente violencia en Iraq, el fracaso en la búsqueda de armas de  destrucción masiva, la incapacidad de apresar a Usama Ben Laden y  1.250  muertes de soldados estadounidenses.

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Severamente criticado tras la revelación del  escándalo de torturas en la cárcel iraquí de Abu Ghraib, el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, se ha consolidado como el hombre fuerte del Gobierno del presidente norteamericano, George W. Bush, quien lo confirmó en el cargo.

Bush se reunió el viernes pasado en la Casa Blanca con el jefe del Pentágono para solicitarle que continúe a la cabeza del Departamento de Defensa y este accedió de inmediato, dijeron ayer fuentes oficiales.

La confirmación de Rumsfeld, quien fue secretario de Defensa en el Gobierno del presidente Gerald Ford (1974-1977), hizo a un lado críticas de legisladores demócratas que exigieron su renuncia a mediados de este año al desatarse el escándalo por los abusos a reos en la prisión  de Abu Ghraib.

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El desempeño de Rumsfeld ha estado marcado por la violencia en Iraq y más de 1.250 soldados estadounidenses muertos en ese país, al igual que por un inmenso incremento en los gastos militares después de los ataques del 11 de septiembre.

Además, le habían criticado por no haber enviado un número suficiente de tropas a Iraq para combatir la insurgencia y asegurar la realización pacífica de las elecciones en ese país previstas para el 30 de enero.

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En su segunda etapa como secretario de Defensa del actual gobierno, Rumsfeld continuará con la transformación del sistema militar de EE.UU., a fin de convertirlo en una fuerza de reacción más rápida ante las nuevas amenazas como el terrorismo, dijeron las fuentes del Pentágono.

Uno de los logros principales en sus primeros cuatro años en el Pentágono ha sido la configuración de lo que el Departamento de Defensa califica como “un nuevo concepto disuasivo-estratégico que aumenta la seguridad y reduce el número de armas nucleares estratégicas”, libre de las limitaciones del Tratado de Misiles Antibalísticos, al cual EE.UU. renunció en diciembre de 2001.

El espaldarazo a Rumsfeld  coincidió el viernes pasado con la renuncia de Marc Grossman, considerado el tercer miembro “blando” del servicio exterior de Estados Unidos tras las dimisiones del secretario  Colin Powell, y su segundo, el subsecretario Richard Armitage.