Los ecuatorianos que pasamos los 70 años, fuimos testigos que al declararse la Segunda Guerra Mundial (1939 - 1945) por el eje totalitario: la Alemania nazi, Italia y Japón, sus fuerzas militares eran invencibles hasta el 7 de diciembre de 1941, prueba de eso fue el ataque militar sorpresa a las islas de Pearl Harbor por fuerzas japonesas.

Se produce el fenómeno de la solidaridad de pueblos latinoamericanos en respaldo de Estados Unidos. El abanderado de esa guerra milenaria era el pueblo norteamericano.

Nuestro pequeño Ecuador fue el pionero principal de América Latina para abastecer de materias primas como caucho, boya (palo de balsa) y tagua para que Estados Unidos y los países aliados ganen esa gran guerra.

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Durante la conflagración mundial, más de 50.000 ecuatorianos se engancharon como trabajadores-soldados voluntarios por los puertos de Manta y la isla Seymur (Galápagos) hacia Panamá.

Nuestro gobierno en aquella época dio en arriendo las bases de Salinas y la isla Seymur, y pasada esa guerra fueron devueltas esas bases militares al gobierno de Velasco Ibarra en el año 1945.

Pasados los años de la posguerra, vino el gobierno de Jamil Mahuad y previo convenio suscribe con el gobierno norteamericano (1998) y permite la utilización de la Base aérea de Manta para la lucha contra el narcotráfico, hasta la fecha.

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Según la prensa, Estados Unidos reconoció el hundimiento de una embarcación ecuatoriana, argumentando que estaba fuera de las 200 millas de mar territorial, de la base norteamericana de Manta-Ecuador, en el primer semestre del 2004.

Frente a estos acontecimientos, es hora que los diputados revisen este convenio suscrito por nuestro país en relación al arrendamiento de la Base Aérea de Manta.

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Este arrendamiento deja las puertas abiertas para que el próximo gobierno de Ecuador (citando como ejemplo), ceda previo convenio otras bases militares a cualquier potencia mundial.

Sacco Fernández
Guayaquil