Como abogada estudié Derecho por seis años para conocerlo y aplicarlo; y sigo estudiándolo; pero, ¿para qué?, si cada día vemos que no existe el debido proceso o el estado de derecho.

Una minoría desde las más altas jerarquías política, administrativa, judicial o prestancia nacional, auspiciada por gente que conoce el Derecho, pero también el hecho y el chueco, hace y deshace, y aquí no pasa nada.

Por ellos somos estigmatizados como corruptos carentes de seguridad jurídica o de palabra. Que se haga añicos la ley, ¡qué importa!

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Decir que vivimos en Estado de Derecho por parte de letrados sin siquiera sonrojarse, es hermanarse con el cinismo.

Que si tenemos tantas virtudes como pueblo: amistoso, trabajador, honesto, emprendedor, ¡qué importa! Situaciones de supervivencia nacional, progreso, ¡qué importan!

Reflexionar, superarse, estudiar, ¿para qué?, solo importa figurar a costa de los demás y salir triunfante.

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Da lo mismo ser gritón, cínico, oportunista, ignorante, ladrón, todos se sienten “señor”.

¿Hasta cuándo la mayoría toleramos a una minoría sin Dios ni ley? ¿Cabe aquí diálogo de entendimiento o de paz?

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Ab. Regina Zambrano Reyna
Guayaquil