El equipo argentino de Boca Juniors puso anoche en el terreno toda su experiencia en partidos decisivos, y le arrancó un empate sin goles al brasileño Internacional para clasificar a la final de la Copa Sudamericana de fútbol del 2004.

El conjunto xeneize había allanado parte importante del camino a la final en el partido de ida disputado hace una semana en Buenos Aires, cuando ganó 4-2.

Ante la impresionante presión brasileña, Boca se cerró en su defensa –apelando incluso al juego desleal–, buscó enfriar el ánimo de Internacional y esperó para subir más allá de la línea de campo.

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Cerca de los 10 minutos finales, el director técnico Ramalho colocó a los dos atacantes que tenía en el banco, Rodrigo Paulista y Rogerio Gaúcho, y con ello creó situaciones de peligro pero quedó expuesto a los contragolpes de su rival.

Boca esperó el silbato final, administrando la posesión del balón y aguardando el inicio de la fiesta de su clasificación.