Al parecer, Irán evitó este lunes ser reportado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas después de reafirmar su compromiso con un acuerdo que busca que Teherán garantice al mundo que no está tratando de construir una bomba atómica.
 
Sin embargo, hubo señales de una aumento de tensiones por parte de diplomáticos occidentales después de cinco días de negociaciones caóticas en las que Irán presentó nuevas demandas, pero después se retractó de ellas.
 
La junta directiva del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) aprobó el lunes una resolución que dio la bienvenida a una suspensión de las actividades nucleares en Irán, lo que calificó como "una medida de confianza, voluntaria y no vinculante", según un diplomático.
 
La resolución, mucho más flexible que una versión anterior para acomodar las demandas de Irán, informó que el OIEA verificará dicha suspensión.
 
Durante sus negociaciones con la Unión Europea (UE), Irán se comprometió a suspender todas las actividades relacionadas con el enriquecimiento de uranio.
 
La aprobación de la resolución satisface el objetivo principal de Irán: evitar que se rindiera un informe ante el Consejo de Seguridad, lo que posiblemente le haría enfrentar sanciones por su programa nuclear.
 
Teherán ha dicho que sólo quiere generar electricidad con dicho programa y ha negado las acusaciones de Estados Unidos de que está tratando de desarrollar una bomba atómica.
 
Por otra parte, en Teherán unos 500 miembros de una agrupación conservadora arrojaron el lunes piedras y otros objetos contra la sede de la embajada británica en Irán, alegando que su país se había vendido a Europa.
 
Los manifestantes del grupo radical basij, en su mayoría hombres con barbas negras, quemaron una bandera británica e intentaron echar abajo las puertas de la embajada, pero fueron expulsados por un cordón de policías antimotines de unos 100 efectivos.
 
" La energía nuclear es nuestro derecho!", gritaron los manifestantes.
 
La disputa de la semana pasada se centró en la sorpresiva demanda iraní de eximir unas 20 centrífugas del acuerdo del 14 de noviembre y poder así continuar investigando con ellas, pero sin utilizar material nuclear.   
 
Sospechas
 
La demanda generó sospechas entre diplomáticos occidentales, quienes dijeron que la propuesta de Irán a los europeos no era seria y que Teherán no tenía intención de suspender el trabajo de enriquecimiento de uranio, un proceso que crea combustible para plantas nucleares o material para fabricar bombas.
 
Debido a la intensa presión internacional, Irán retiró la demanda durante el fin de semana.
 
Pero varios diplomáticos occidentales dijeron a Reuters que se había creado una laguna legal, ya que Irán había prometido no realizar trabajos con las centrífugas hasta el 15 de diciembre cuando se reuniría con miembros de la UE para discutir un acuerdo a largo plazo.
 
"Está claro que si se permite a los iraníes continuar con las actividades de investigación y prueba de centrífugas (...) esto anulará la suspensión completa que suscribió Irán como parte del (...) acuerdo con los europeos", según un análisis hecho por una fuente estadounidense no gubernamental a la que Reuters tuvo acceso.
 
El presidente estadounidense, George W. Bush, dijo el viernes que se necesitaba verificar el compromiso de Irán con cualquier acuerdo. Por su parte, el primer ministro británico, Tony Blair, manifestó que el OIEA podría llevar a cabo esta tarea.
 
"Lo más importante es garantizar que ellos (los iraníes) participen en un proceso en el que (el OIEA) tenga la capacidad de obligarlos a rendir cuentas sobre las garantías que están brindando", dijo Blair en una conferencia de prensa.