“Empecé a practicar ciclismo porque jugando fútbol sufrí una lesión en los meniscos. Un médico me recomendó que ejercitara la rodilla derecha haciendo ciclismo y así nació todo”, explica Rafael Aulestia Guerra, quien fue declarado el mejor pedalista de Guayas entre 1961 y 1964, por lo que su club el Nueve de Octubre le regaló una bicicleta pistera que aún conserva como recuerdo.

Aulestia se niega a aceptar que su vida deportiva haya terminado. Por eso recorre, los sábados y domingos, desde Durán, donde vive  hace 49 años, un trayecto hasta el km 27 de la vía perimetral.

Aulestia nació en Quito el 11 de febrero de 1936, y se inició en el ciclismo en 1958, cuando tenía 22 años. El primer torneo en que compitió fue el de novatos que organizó Diario EL UNIVERSO.

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En este torneo ganó medalla de oro, y aseguró que no sería la única presea dorada de su vida. Cumplió. En su larga carrera reunió 70 medallas (entre oro, plata y bronce) y más de 110 trofeos, que fueron otorgados en pruebas nacionales e internacionales.

El campeonato más importante en el que compitió Aulestia fue en los Juegos Bolivarianos de Guayaquil en 1965, donde conquistó una medalla de bronce.

Intervino en la primera Vuelta Ciclística a la República, que se llevó a cabo en 1966 y recorrió 1001 km en nueve etapas.

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Fundó el club Másters de Ciclismo del Guayas el 7 de julio de 1986, y fue elegido presidente de ese organismo.

“Me admira la tecnología que utilizan los deportistas de ahora. Las bicicletas actuales cuentan con una especie de computadora en la que señala a qué velocidad vas y cuál es tu rendimiento. Antes era imposible saber eso. Este deporte ha evolucionado mucho”, sostiene Aulestia.

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El ciclista representó a Ecuador en varios certámenes internacionales en Colombia, Perú, Estados Unidos, Venezuela y Uruguay, donde coincidió como compañero de equipo con Efraín Paredes, jefe del cuerpo médico del Club Sport Emelec.

Rafael Aulestia fue campeón nacional de ciclismo en 1970, y también destacó como basquetbolista y atleta (maratonista).

Es jubilado del Ferrocarril. Está casado con Silvia Jurado. Tiene dos hijos: Rafael, de 37 años, y Lourdes, de 49.