Cuando el escritor y diplomático Leopoldo Benites Vinueza era embajador en México, en 1983, una noche conversamos sobre los episodios de drama y paradoja de nuestra patria.

En nuestros días, vivimos otro caso, el de los emigrantes, expulsados por el modelo social, político y económico, que se esfuerzan por sobrevivir en el exterior, para ello todo sacrificio y riesgo, el más duro, la ruptura familiar, hogares deshechos, el padre en Estados Unidos, la madre en España y los hijos en el Ecuador, a cargo de abuelos o de tíos, y los ausentes con la tentación de encontrar otra pareja, sobre todo en los casos de los que no han legalizado su permanencia, que no tienen posibilidades de venir al Ecuador, por las dificultades de reingresar al país extranjero.

En la macroeconomía –que no les dio opción de vida en el suelo patrio, por eso emigraron– se recoge la cifra de las divisas que envían al Ecuador. Son miles de millones de dólares, en los últimos tres años la segunda fuente de divisas, solo superada por las ventas de petróleo, al elevado precio de este.

El drama que los lleva a arriesgar sus pequeños ahorros anteriores, cuando los ha habido, y las precarias propiedades familiares para pagar los pasajes y a los coyotes, también su integridad física, a veces hasta el honor, y aun su vida, se convierte en la paradoja de que el andamiaje económico se alimenta de los dólares que los emigrantes, con visa o residencia en el exterior o sin estas, envían al Ecuador.

Es verdad que los dólares los reciben los hijos, cónyuges, padres o hermanos de los ausentes, lo que puede parecer una forma de mitigar la ruptura familiar, pero no siempre se gasta en lo necesario, ni hay inversión productiva. Edificios y villas sin concluir y vehículos 4x4 se multiplican en las zonas del país, donde la emigración es elevada.

Sin los dólares de los emigrantes, el Ecuador tuviera déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, por lo que el país debe tenerles gratitud, que debe expresarse en varias formas.

La doble nacionalidad y la ley del voto de los emigrantes ya están resueltos. Falta el reglamento de la Ley y los instructivos del caso.

Otra forma es la que el Gobierno realice una mejor negociación para que los emigrantes no sean considerados ilegales, mediante un estatus temporal, posible de alcanzar en el gran país del Norte y en la Unión Europea, sobre todo en el primer caso, que se puede introducir en el marco del Tratado de Libre Comercio, justamente por lo que representa la fuerza laboral y las transferencias de dólares, así como ese país introduce temas que no son propiamente comerciales.

Debe estimularse con créditos concesionarios la inversión productiva, para que los ecuatorianos sientan que retornar al Ecuador no significa regresar a la miseria.

Múltiples son las acciones que pueden realizarse, inclusive coordinando con otros países de similares problemas migratorios, para impulsos conjuntos. Es ejemplar la iniciativa ecuatoriana en Los Ángeles, California, de organizar la Coalición Latinoamericana, con gran respuesta de migrantes de toda la región y con respeto de las autoridades y de la prensa local, en que se destacan su presidente, Oswaldo Cabrera, y su vicepresidente, Matt Mora.