–¿Tú eres soltera o casada?

– Casada.

– ¿Y tu esposo está viendo el programa?

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– Debe estar viendo.

– ¿Está viendo? Si no te iba a dar un…

Es Chibolín, conductor de ‘A reventar’, hablando con Rocío N., jurado de un concurso de modelos en el programa. Mientras el público corea “Ro-cí-o, Ro-cí-o”, Chibolín abraza a la desprevenida y, de espaldas a la cámara, finge un beso apasionado con ella, al estilo culebrón venezolano.

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Luego se acerca a la cámara para mostrar que efectivamente consiguió rozar sus labios, como lo prueba un rastro de maquillaje que exhibe como si fuera un trofeo: “acá, por favor, un close up”.

Así de ramplón es Chibolín, la nueva contratación extranjera de Canal Uno para competir con ‘A todo dar’ en su propio terreno aunque no, todavía no, en su mismo horario. En la campaña de promoción del programa, nos habían anunciado un mundo de sorpresas que eclipsarían a Frank Palomeque y sus “dominados”, con “juegos mecánicos” y una animación internacional de primera.

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Lo cierto es que ‘A reventar’ es la versión empeorada de ‘A todo dar’. Chibolín es aún más elemental y dispone de un vocabulario aún más limitado. Se traba, deja casi todas sus frases inconclusas y no para de hablar en jerga peruana. Todo lo disimula con los que parecen ser sus dos únicos recursos: el aspaviento y el grito.

¿Y los “juegos mecánicos? Un pedal para mover algo parecido a una tómbola y un circuito electrónico para hacer sonar un timbre. “Son juegos sofisticados”, dice Chibolín, “juegos que no tiene ningún canal”, y aprieta el interruptor y dice “oooooh”, pero el timbre no se escucha. “Hemos traído en tráileres con una superinversión del canal”, saca pecho. ¿Superinversión? ¡Les estafaron!

En los premios ITV, los canales castigaron a TC Televisión. En la vida real, no hacen otra cosa que imitarlo. A este paso, el próximo año no habrá más remedio que premiar a ‘A todo dar’.

 

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