La corrupción es un mal mundial que está en el corazón y que solo terminará cuando los hombres dejen de pensar que la vida hay que gozarla a costa de lo que sea.

Ser corrupto es no quererse a sí mismo, ya que si uno no se aparta de lo que hace mal al alma, ¿cómo va a querer al prójimo? Todo en este mundo es efímero nada nos llevamos cuando terminamos este peregrinar en la Tierra; Dios quiere que ganemos el mundo, pero no como sepulcros blanqueados. Pensemos todos en el país, que en nuestro corazón y manos está  salvarnos o condenarnos. Actuar sin moral y buenos principios. tiene sus consecuencias.
¡Qué lástima, es después querer huir del castigo!

Elena Rodríguez Silva
Guayaquil