Una bomba mató ayer al fiscal venezolano Danilo Ánderson, que investigaba a opositores acusados de respaldar el breve derrocamiento del presidente Hugo Chávez en el 2002.

El gobierno, a través del ministro de Comunicación, Andrés Izarra, culpó a “terroristas y facistas que se entrenan en Florida” por el atentado y acusó a EE.UU. de permitir que se entrenen y se pronuncien con “total libertad” en su territorio.

El estadounidense Centro Carter, que en agosto actuó como observador en un referendo ganado por Chávez, condenó “enérgicamente” el atentado y pidió “cautela” para evitar que se inicie una escalada de violencia en el polarizado país.

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El asesinato recordó al atentado en el que resultó herido el hoy fallecido ex presidente Rómulo Betancourt en la década del sesenta, por encargo del dictador  dominicano Rafael Leónidas Trujillo. Opositores repudiaron el hecho y descartaron su responsabilidad.