El Protocolo de Kyoto para el cambio climático entrará en vigencia el próximo 16 de febrero del 2005, siete años después de ser   planteado.

El arduo camino para la adopción del tratado, que intenta reducir las emisiones mundiales de gases que causan el efecto invernadero, fue despejado por el gobierno ruso, que el mes pasado ratificó el acuerdo.

Rusia firmó el Protocolo de Kyoto en 1999, pero ratificó el tratado por un acuerdo a cambio de un pacto con la Unión Europea para que Moscú entrara en la Organización Mundial del Comercio. 

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La ratificación fue oficializada por la entrega de los documentos al secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, por el embajador de Rusia en el organismo.

La ONU es la depositaria del protocolo de Kyoto, cuya entrada en vigor  dependía de Rusia luego del rechazo de  Estados Unidos en el 2001.

El protocolo compromete a 55 países industrializados a reducir las emisiones de gases que producen el efecto invernadero –como el dióxido de carbono– en el 55% antes del 2012. Este efecto se cree que  provocó el aumento de la temperatura del planeta.

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La meta del pacto se lograría mediante la prohibición del uso del carbón, petróleo y el gas natural y optando por energías renovables como la  solar o eólica.

EE.UU. se retiró del pacto en el 2001 porque el gobierno de George W. Bush critica al tratado por considerar que exime a países “en desarrollo”, pero que como China e India están en  “proceso acelerado” de industrialización.