A través de la televisión tuve hace poco la satisfacción de escuchar las palabras emocionadas de dos ilustres guayaquileñas, Rosa Amelia Alvarado Roca, y Nila Velázquez Coello, en un acto realizado por la Agrupación Cultura y Confraternidad.

La emotiva introducción humedeció mis párpados, y me conformé diciéndome: “Sí hay guayaquileños, y también quienes reconocen sus méritos”. Pero, ¿dónde está el resto de guayaquileños?, ¿deberíamos hacer más actos de esta naturaleza para encontrarlos?

Guayaquil ha recibido en su seno a un sinnúmero de habitantes de otras regiones del país y el exterior, y nos enaltece contar con ellos; pero también hay muchos otros que vinieron a invadir terrenos y únicamente exigen, pero no aportan ni se identifican con la urbe. Además, los (políticos) que quieren “redimir” la ciudad y que llegando a mesa puesta no saben, o por conveniencia no dicen, que arracar un carro es difícil, pero mantenerlo en movimiento es más fácil.

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Hago un llamado a demostrar a los guayaquileños de verdad, nacidos o no en esta noble cuna, que estamos en contra de losque solo pretenden réditos de ella, y que seguro no conocen quiénes fueron José Joaquín de Olmedo, Pedro Carbo, Vicente Rocafuerte, ni qué sucedió el 9 de Octubre de 1820, 6 de Marzo de 1845, o el 5 de junio de 1895.

Alberto Muñoz Morán
Guayaquil